Ricardo Alemán
Lo que proponemos hoy no es un juego de palabras. Tampoco
un trabalenguas y menos un engaño.
No, en realidad lo que planteamos es una hipótesis que fácilmente se puede probar, con las noticias cotidianas verdaderas.
Pero vamos por partes.
En lengua inglesa, una “fake news” es una noticia falsa. En lengua castellana o en español, una noticia falsa es un “bulo”.
Y viene a cuento el tema porque el presidente mexicano habla de las “fake news” o de los “bulos” todos los días; mañana, tarde y noche se queja de ser víctima de noticias falsas, al extremo de tropezar con expresiones como esa de que “hay muchas mentiras falsas”.
Está claro que ésta última declaración –que “hay muchas
mentiras falsas” –, es otro “tropezón” propio de la ignorancia presidencial, ya
que toda mentira, por definición, es falsa.
Lo importante, sin embargo –si queremos llegar al fondo–,
es que López Obrador carece de calidad moral y ética para hablar de mentiras,
de noticias falsas, de “fake news” y hasta de “bulos”.
¿Por qué?
Elemental, porque el mandatario mexicano ha dicho por lo
menos 30 mil mentiras a lo largo de los primeros 18 meses de su gobierno. En
rigor, es el presidente más mentiroso del mundo; incluso más mentiroso que
Donald Trump, lo cual ya es mucho que decir.
Y también por eso resulta una reverenda estulticia –si no
es que una actitud criminal–, que el presidente diga que hablar con la verdad,
que no mentir, no engañar y no traicionar, son conductas que sirve para no
contagiarse de Coronavirus; declaración que ya está en “los bronces” del
analfabetismo presidencial.
¿Por qué?
Porque si somos rigurosos sobre el comportamiento del
presidente mexicano, llegaremos a la conclusión de que ya en el poder, López
Obrador es una “fake news”, un “bulo” y hasta una fea “fake face” –cara falsa–,
de aquel político exitoso, formidable crítico y potente candidato Obrador.
Es decir, que el presidente López es la encarnación de la
mayor mentira fraguada por un perverso grupo político que le hizo tragar esa
mentira a 30 millones de mexicanos; votantes que se creyeron el cuento del
candidato pero que, al final, no recibieron más que un feo “gobierno fake”; un
gobierno falso.
Sí, el gobierno de AMLO es un engaño –producto fraudulento y falso–, frente a las promesas sin límite y sin realismo que cautivaron a muchos por tanto tiempo, de voz del encantador discurso del candidato Obrador,
Hoy, sin embargo, muchos de esos 30 millones de votantes
incautos que fueron engañados, saben que el presidente Obrador es la verdadera
y auténtica encarnación de la “fake news”, del “bulo” y hasta de la “fake
face”, la cara falsa del candidato.
Y seguramente muchos seguirán preguntando por qué Obrador
es la encarnación de la mentira y el engaño.
Y, en efecto, la respuesta está, otra vez, a la vista de
todos.
Porque fue falso, resultó mentiroso y un vulgar engaño todo lo que prometió el candidato AMLO. Y la mejor prueba está en las declaraciones y las acciones del presidente AMLO.
¿Lo dudan?
Fue falso el crecimiento económico prometido; falsa la
seguridad, el fin de la violencia y de las matanzas; fue falso que habría más
empleo, mejores salarios, más bienestar.
Fue mentira que habría mejor salud, que las mujeres vivirían sin violencia, que no acabaría con las guarderías y que no destruiría el aeropuerto; fue falso que bajaría el precio de los combustibles, en general y que impulsaría la energía limpia.
Fue un engaño que los militares regresarían a sus cuarteles, que no habría venganzas políticas, que lucharía contra el crimen organizado, que no dejaría que Trump metiera la mano en México y que le respondería todas las agresiones al presidente norteamericano.
Fue una traición a la patria la destrucción del sistema de salud, el “valemadrismo” por la pandemia, fue un engaño que primero serían los pobres y que acabaría con la corrupción.
En los primeros 18 meses de gobierno, nada de los miles de promesas del candidato AMLO se hizo realidad; todo fue mentira.
Por eso, a 18 meses de iniciado el gobierno de López, podemos decir que ese gobierno y que el presidente mismo son una “fake news”, un “bulo” y hasta una “fake face” del aspirante que convenció a 30 millones de mexicanos.
Un gobierno falso y “engañabobos”.
Al tiempo.
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