Pablo Hiriart.-
Los causantes de la masacre en Coatzacoalcos no son el
gobernador García ni el fiscal Winckler, que se pasan entre ellos la
responsabilidad como dos adolescentes.
Ese crimen lo cometieron el Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG) y Los Zetas.
No se vale que el presidente López Obrador quiera culpar
al pasado, luego de nueve meses en el poder, de las matanzas que ocurren en
este sexenio.
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Foto internet. |
De manera muy poco valerosa apunta hacia el fiscal a
quien el gobernador, de su partido, señala como la persona que liberó hace un
par de meses a un tipo que al parecer participó en la masacre donde ya van 29
muertos.
¿Tanto miedo causa llamar por su nombre el Cártel Jalisco
Nueva Generación?
¿Por qué desviar la atención y no mencionar a Los Zetas?
Se entiende que un ciudadano tenga temor de hacerlo,
¿pero el Presidente de la República?
De seguir así estamos perdidos en la lucha contra la
criminalidad.
Vienen más masacres porque la máxima autoridad del país
no quiere ver al enemigo que asesina, extorsiona y quema vivas a otras
personas.
A los grupos asesinos el gobierno ni siquiera los llama
por su nombre.
Es mejor echarle la culpa a la autonomía de un fiscal,
que meterse de frente con los poderosos grupos del crimen organizado.
La matanza del martes, más las otras que se han
registrado en semanas anteriores en Coatzacoalcos y Minatitlán, son producto de
la disputa entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y Los Zetas por el
control de esa zona.
Ayer el Presidente en su conferencia mañanera les pidió a
esos grupos de la delincuencia organizada que “se porten bien”.
Esa es una maroma verbal para no confrontar a los
criminales por el asesinato de 29 seres humanos en un bar de Coatzacoalcos.
No es ninguna travesura lo que hicieron como para darles
trato de muchachos inquietos y no echarles encima todo el poder del Estado
mexicano.
Además, son crímenes extremadamente crueles: rocían con
gasolina un establecimiento lleno de gente, cierran las puertas y le prenden
fuego.
¿Pórtense bien muchachos?
Lleva meses hablando de paz y abrazos con los narcos,
quienes le mandan elogios como que “usted es un hombre justo”, según le dijo El
Mencho, líder del CJNG, en un mensaje videograbado.
¿Cuál ha sido el resultado? Tres mil muertos al mes.
Muchos más que en los sexenios anteriores.
Manga ancha para que los criminales se disputen regiones
del territorio nacional, y luego de sus atrocidades el Presidente pida
investigar al fiscal de Veracruz.
Culpan al fiscal Winckler, de Veracruz, porque según el
gobernador Cuitláhuac García “los indicios señalan que uno de los autores
materiales (de la masacre) es “Ricardo N”; las fuerzas coordinadas de Veracruz
lo detuvieron en julio de este año y fue liberado 48 horas más tarde por la
Fiscalía General del Estado”.
No fue así. “Ricardo N” fue detenido por la Policía
Naval, por posesión de drogas, y quien recibió al delincuente y determinó su
situación jurídica, liberarlo, fue la Fiscalía General de la República.
En todo caso esto no es lo más relevante del caso, sino
que mataron de una manera horrenda a 29 personas inocentes, en una disputa por
el control territorial entre Zetas y CJNG.
¿Nada contra ellos? ¿Ni conminarlos a entregarse para
pagar por sus crímenes?
Van a matar a más, porque el Presidente no mira de frente
el fenómeno: fue el narco.
Pero con ellos no se mete. Con el fiscal sí: politiza el
asunto en lugar de asumir su responsabilidad.
Vienen más masacres porque la máxima autoridad del país
no quiere ver al enemigo que asesina, extorsiona
No es ninguna travesura lo que hicieron como para darles
trato de muchachos inquietos.