Carlos Ramírez.-
Nunca, desde los tiempos del prototipo priísta Gonzalo N.
Santos El alazán Tostado, se había visto una campaña electoral tan sucia como
la de Miguel Barbosa en Puebla para hacerse de la gubernatura que nunca le pudo
ganar en las urnas a Martha Erika Alonso. Sólo la muerte sospechosa de la
gobernadora panista en funciones pudo permitirle al experredista, ex crítico de
AMLO y hoy adorador de AMLO llegar a Casa Puebla.
Pero el morenista viene con todo. Cuando menos en Ciudad
de México, Barbosa se comprometió personalmente a restaurar y aumentar los
convenios de publicidad oficial de la gubernatura con grandes medios impresos,
a cambio de apoyo a él y de ataques contra el candidato del PAN-PRD-MC Enrique
Cárdenas. Lo malo, sin embargo, es que el modelo de convenios publicitarios en
efectivo fue prohibido por López Obrador, aunque por adelantado ya regresarán
vía Puebla.
La elección de gobernador en Puebla para terminar el
periodo de la gobernadora Alonso será una de las más sucias de Morena, mostrará
el viejo modelo priísta de pactar hasta con el diablo, gobernará con el viejo
estilo del PRI, permitirá el regreso del grupo político del perseguido ex
gobernador Mario Marín Torres y exhibirá a Morena en la entidad y a
Morena-Yeidckol Polevnsky como una réplica esperpéntica del viejo PRI.
Los primeros datos indican que Barbosa podrá ganar
--aunque al parecer no con la ventaja que quisiera--, pero por las
circunstancias de Puebla y su propia condición limitada de su salud no podrá
gobernar. La peor parte fue la negociación de Barbosa con todos y la
imposibilidad de satisfacer a todos. Además, está en su contra el hecho de que
Barbosa vive en Ciudad de México, compró en la capital de la república una casa
de más de 50 millones a la familia de Miguel de la Madrid, en Puebla ha vivido
en hoteles, su red de poder no está en Puebla y ha asumido compromisos
incumplibles en términos presupuestales.
Barbosa negoció su salida estrepitosa del PRD por haberle
negado la candidatura a gobernador de Puebla y se columpió a Morena, a cuyo
líder López Obrador había insultado por su liderazgo autoritario, verticalista
y personal. Le tocó presidir Morena en Puebla en la campaña del 2018 y de paso
obtener la candidatura a gobernador contra la panista Martha Erika Alonso, con
un resultado oficial de 122 mil votos más para la panista; el litigio en
tribunales electorales llevó a la confirmación de la victoria de Alonso.
Pero Alonso sólo pudo gobernar diez días. El 24 de
diciembre de 2018 sufrió un dramático accidente de helicóptero --se desplomó en
forma inusual para esos aparatos-- y el próximo domingo 2 de junio habrá
elecciones extraordinarias. Barbosa, en los hechos, ha sido el beneficiario de
la muerte de la gobernadora Alonso; por cierto, en sus primeras declaraciones
Barbosa calificó la muerte de la gobernadora como “magnicidio”, palabra que la
Real Academia Española de la lengua señala como “muerte dada a persona muy
importante por su cargo o poder”, y ahí estuvo el enredo: muerte dada es la que
se aplica y no la que sufre como accidente.
La investigación de la muerte de la gobernadora y de su
esposo, el senador y líder panista en el estado y en la república y ex
gobernador Rafael Moreno Valle, sigue archivada, sin que las autoridades
federales del gobierno de López Obrador hayan dado resultados concretos.
La segunda candidatura de Barbosa provocó, además, una
ruptura al interior de Morena estatal y de Morena nacional: al viejo estilo
priísta, la dirigente de Morena Polevnsky obligó al disidente Alejandro Armenta
a aceptar la decisión autoritaria del dedazo estilo priísta de Barbosa y el
hecho llevó a una segunda ruptura entre la dirigente nacional de Morena y el
líder morenista en el Senado, Ricardo Monreal.
Si Morena estaba obligado a dar muestras de estilos más
éticos en la política, Barbosa ha llevado a Morena de regreso a los tiempos del
PRI de El Alazán Tostado en los que la “moral es un árbol que da moras”, según
coloquial frase de Gonzalo N. Santos. Y queda como prueba el compromiso de
Barbosa de pagar el apoyo de medios nacionales con convenios de publicidad en
efectivo sin respetar los nuevos lineamientos del gobierno de López Obrador.
Puebla y Baja California serán el indicio del estilo
electoral de Morena en el sexenio, con datos que hasta ahora advierten la
reproducción de prácticas políticas del viejo PRI.
Detrás de la lista. En el asunto de la lista de
columnistas que recibieron publicidad podrían estar pagando justos por
pecadores. El conductor de radio Nino Canún reveló en un video que el director
de comunicación social de Peña Nieto, David López, y su asistente Roberto
Calleja le asignaron un paquete de publicidad a condición de que el periodista
le regresara al funcionario el 50% en efectivo. Y otros columnistas han dado el
mismo dato. Fueron asuntos de vulgar moche. Así que sería bueno que algunos de
los bolseados por David López comenzaran a hablar.
Política para dummies: La política debiera ser una competencia real de ideas, no la lucha descarnada por el vulgar poder.
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