De filtraciones, fake news y juegos de poder en el gabinete de AMLO



Carlos Ramírez.- 


Las contradicciones entre los dichos de secretarios del despacho presidencial y el presidente de la república responden a un estilo personal de gobernar del presidente López Obrador: la centralización de decisiones. La justificación es sencilla: sólo así se tendría eficacia en una administración pública que parece un hipopótamo.

En todo caso, los conflictos le estarían disminuyendo la eficacia administrativa a las decisiones. Varios casos lo ilustran, algunos de los cuales hablan de un juego de poder:

1.- En dos ocasiones el presidente de la república ha corregido a funcionarios de Hacienda.

2.- El aeropuerto de Texcoco a veces deja ver su regreso y otros recibe portazos, afectando credibilidad de funcionarios.

3.- Ya quedó claro que la política económica se maneja desde Palacio Nacional. La anécdota es recurrente: en 1973, el presidente Echeverría rompió el escalafón hacendario al designar a López Portillo como titular, sin tener experiencia. La declaración textual de Echeverría fue: “de todos modos, las finanzas se manejan desde la presidencia”. El ensayista Gabriel Zaid resumió la historia con ironía: “así fue… y así nos fue”.

4.- El caso de la presunta renuncia no aceptada del canciller Marcelo Ebrard forma parte del desorden. El columnista que reveló el caso, Fausto Pretelín, es de los más profesionales y muy bien informado por su temática internacionalista. Por eso es hay que buscar otra explicación que nada tiene que ver con fake news: se filtró el dato para que López Obrador reconfirmara a Ebrard en el cargo y le diera más funciones: no hay que olvidar que Ebrard fue, para Carlos Salinas y Manuel Camacho, un operador de travesuras políticas.

5.- Nadie sabe con exactitud cómo está el caso de las refinerías, del aeropuerto de Santa Lucia y el Tren Maya, porque nadie tiene información. Todo lo opera de manera directa el presidente de la república.

Una explicación a lo que ocurre en el funcionamiento del gabinete la dio el columnista Martin Moreno en sinembargo.mx al contar una anécdota: la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, tiene que estar presente en las tempraneras conferencias mañaneras en Palacio porque es el único momento en que puede ver, hablar y acordar con el presidente, porque luego se pierde la comunicación y ya casi nadie usa la famosa red presidencial. Y así están casi todos los miembros del gabinete, excepto por el grupo compacto de Palacio que opera como el que tuvo Salinas aconsejado por Camacho Solís.

El funcionamiento del sistema político actual se ajustaba al manejo de la información política en diferentes niveles: desde la filtración en las más altas esferas como forma de generar tendencias políticas o desde los niveles medios para construir factores de presión. Al final de cuentas, los medios formaban parte del espacio de construcción de un ecosistema de funcionamiento de la política. Para bien o para mal, los medios ayudaban a estabilizar/desestabilizar los diferentes equilibrios del sistema.

El problema radica cuando los funcionarios del gobierno central dan una información y luego son desmentidos por el propio presidente de la república. López Obrador es un político muy astuto para mover la información, pero no es lo mismo desde la oposición que desde la presidencia de la república. Y más que la información, lo que causa estragos en los mercados es la falta de información institucional.

La revelación de la presunta renuncia de Ebrard desestabilizó el precario equilibrio al interior del gabinete presidencial; y los caminos separados entre la presidencia y el Senado con Ricardo Monreal no abonan a fijar el contenido de un proyecto de gobierno. El debate en torno a si el presidente de la república sí quiere la reforma de la Suprema Corte o se trata sólo de una iniciativa personal de Monreal está siendo analizada por el sistema político con preocupación por el objetivo implícito y por la ausencia de un proyecto real conjunto del presidente, su partido Morena y sus liderazgos legislativos y estatales con gobernadores al garete.

El problema no radica en si el columnista Pretelín inventó una nota o si el contenido de esa nota forma parte de los jaloneos, desequilibrios y luchas internas por el poder en un gobierno donde no existen relaciones articuladas entre el presidente de la república y sus funcionarios. Hay que analizar quién se benefició de la nota de Pretelín y sus fuentes de alto nivel para entender qué está ocurriendo en el segundo círculo del poder presidencial.



Juegos de poder. En los EE. UU. el presidente Trump dijo que no importa quién se quede en el Departamento de Seguridad Interior porque al final de cuentas él era el que llevaba las riendas de esa oficina.

Política para dummies: La política es un juego de espejos.

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