Carlos Ramírez.-
WASHINGTON,
D.C.- A lo largo de poco más de dos años, el presidente Donald Trump fue
arrinconado en tres temas vitales: la negativa a financiar el muro, la
acusación de Hillary Clinton de que había pactado en secreto con los rusos y la
polarización interna hacia un socialismo sui géneris no marxista y de mercado
en la figura de Bernie Sanders.
El
reporte final del investigador especial Robert Mueller el viernes provocó un
desánimo en el establishment liberal político y de medios porque esperaban
acusaciones serías que pudieran llevar a la destitución, el enjuiciamiento, la
renuncia y, en suma, la derrota de la opción Trump que busca con tiempo la
reelección en el 2020.
La
conclusión real del reporte Mueller no fue sólo el dato de que no hubo colusión
Trump-rusos, sino que la acusación de obstrucción de la justicia en realidad no
alcanza para frenar el camino de Trump hacia la reelección. Por tanto, los
demócratas en la cámara de representantes carecerán de litis para seguir
entorpeciendo a Trump.
La
exoneración del reporte Mueller era esperada: fuentes cercanas al investigador
filtraron la versión de que el reporte sería anticlimático y la líder demócrata
de la cámara de representantes había adelantado que no habría juicio de
destitución del presidente. En la semana previa a la entrega formal del reporte
había pesimismo en los sectores que lucharon durante dos años por probar que la
acusación de Hillary Clinton era cierta.
Ya
sin la amenaza de un juicio de destitución, Trump comenzó la parte intensa de
su campaña por la reelección en el 2020, teniendo como contendientes probables
sólo a dos demócratas: el senador Bernie Sanders y el ex vicepresidente Joe
Biden, el primero con la bandera de un socialismo de mercado con tintes de
populismo contra la pobreza y el segundo como el representante del ex
presidente Barack Obama.
Lo
interesante del clima de polarización que ha generado el radicalismo
conservador y puritano de Trump radica en una especie de reivindicación del
socialismo como propuesta ante la concentración de la riqueza en pocas manos.
Hasta ahora, sin embargo, se trata sólo de un discurso, de una invocación, sin
presentar algún programa concreto. El senador Sanders ha logrado cautivar a
jóvenes progresistas con el concepto de socialismo, cuando en 1951-1953 la
histeria anticomunista soviética destruyó vidas, la cultura y colocó a todos los
estadunidenses en la derecha ideológica.
La
gran derrotada por el reporte Trump ha sido la prensa del establishment
liberal, cuya estrategia de información destruyó los criterios de objetividad e
imparcialidad y construyó un enfoque editorial a priori contra Trump.
Inclusive, diarios como The Washington Post y The New York Times y la revista
New Yorker convirtieron su crítica por la crítica a Trump en su principal línea
editorial y sólo lograron apoyo económico vía suscripciones de lectores ya
alineados contra el presidente Trump. Sin embargo, llegaron a lo que la ex
directora del The New York Times, Jill Abramson, caracterizó como “mercaderes
de la verdad” y con ello dejaron de ser referentes para la comprensión de la
realidad.
Lo
grave para la agenda política estadunidense radicaba en el enjuiciamiento a
Trump. Ello quiere decir que los demócratas se quedaron sin agenda
político-electoral, con dos divisiones muy graves; entre jóvenes y
profesionales, ilustrada por los choques entre la novata anti sistema Alexandria
Ocasio-Cortez con Nancy Pelosi, y entre capitalistas y socialistas.
La
reorganización de grupos políticos también ha comenzado a abrir una grieta en
el sistema político estadunidense como una forma de quitarle a Trump un
beneficio que logro en las elecciones del 2016: cambiar el modelo electoral de
elecciones basadas en los 538 colegios electorales que eligen presidente sin
importar el voto popular y que sea el voto popular como el que decida las
elecciones. Pero ya hay voces progresistas que se van a oponer a ese cambio
porque el modelo de los colegios electorales permite un equilibrio regional. En
el 2016, Trump ganó por colegios electorales, a pesar de que Hillary Clinton
logró más de 3 millones de votos populares por encima de los de Trump. Las
primeras estimaciones señalan que en el 2020 se podría repetir el 2016: que
Trump vuelva a ganar por colegios electorales y perder en voto popular, pero
gobernaría por los primeros.
Por
lo pronto, el reporte Mueller puso a Trump en la línea del 2020.
El
muro, otra vez. El reporte Mueller reactivó el tema del muro en la frontera
porque le quitó al presidente Trump la presión demócrata para negociar
disminución de presiones legislativas por la investigación del rusiagate a
cambio de sacar el muro de la agenda presidencial. Por eso se prevé que Trump
insista en el muro como consecuencia del reporte Mueller.
Política para dummies: La política radica en esperar sentado a ver pasar los cadáveres de los enemigos.
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