Carlos Ramírez.-
De todos los grupos lopezobradoristas que podrían
convertirse en obstáculos al gobierno de López Obrador, los maestros son el más
importante porque estaría aglutinando a un amplio grupo desestabilizador de un
millón y medio: la SNTE que se le va a regresar a la maestra Elba Esther
Gordillo, el nuevo partido magisterial gordillista y la Coordinadora disidente
nacida de las entrañas del gordillismo, todos ellos con aliados, satélites y
rémoras.
La radicalización provocadora anti instituciones de los
maestros de Michoacán, la reactivación de la 22 de Oaxaca y sus tácticas
violentas contra la sociedad y pronto los de Chiapas, Guerrero y Estado de
México van a ser el principal test al proyecto institucionalizador del gobierno
de López Obrador en su transición de grupo de presión a gobierno institucional.
De todos los grupos de trabajadores al servicio del
Estado, el de los maestros es el más importante porque incide en tres esferas:
el número de militantes, el control ideológico vía la educación como aparato de
dominación intelectual del régimen (PRI, PAN, Morena) y su papel dominante en
las casillas electorales y como votantes.
Los maestros como factor de poder fueron una de las más
astutas propuestas de la maestra Elba Esther Gordillo cuando el presidente Salinas
de Gortari en 1989 la impuso al frente del sindicato magisterial. Aunque la
CNTE había nacido en 1978 alrededor de una lucha salarial, Gordillo utilizó al
sindicato como una catapulta hacia su ambición de ser presidenta de la
república. Pero al prevalecer el modelo Lázaro Cárdenas-Fidel Velázquez de que
los maestros se organizaban como masa y no como clase proletaria socialista, la
maestra Gordillo convirtió a la masa magisterial en el factor real de poder
para ganar elecciones: Zedillo, Fox, Calderón y el candidato Peña Nieto
pactaron la escrituración del sindicato a Gordillo a cambio de apoyo electoral.
La ruptura Peña Nieto-Gordillo ocurrió cuando la líder
sindical magisterial quiso imponer su voluntad al nuevo presidente de la
república buscando ser el poder detrás de la Silla del Aguila. López Obrador
pactó con la maestra Gordillo encarcelada y ahora ya en libertad viene por la
recuperación de su poder sindical.
Tres hechos confluyen --en política donde no existen las
coincidencias-- en el conflicto material en el proceso más delicado y frágil
del arranque del gobierno de López Obrador: los intentos de Gordillo de
reapropiarse del SNTE, su iniciativa para fundar un partido político
magisterial de masas y la dependencia de los maestros radicales de la CNTE de
negociaciones oscuras con Gordillo.
Gordillo fue el origen de la CNTE y de la iniciativa
salinista de descentralizar la educación a los estados, pero dejando un
sindicato nacional. El poderío como líder impuesta por Salinas, Manuel Camacho
y la fuerza policiaca de Fernando Gutiérrez Barrios radicó en cederles a los
grupos radicales estatales el control de las secciones sindicales y --obvio--
el manejo directo de las cuotas, a cambio de mantenerse como secciones de la
SNTE. Si el sindicato nacional se hubiera fragmentado en treinta y dos
sindicatos estatales, el poder de Gordillo habría terminado.
La maestra Gordillo ha usado las secciones sindicales
radicales de la CNTE como aparato de choque de sus intereses contra
gobernadores, teniendo como caso a estudiar el de Oaxaca 2006 cuando la Sección
22 quiso tumbar al gobernador priísta Ulises Ruiz Ortiz, apropiarse del
gobierno estatal y comenzar la ruta de control de gubernaturas. Ante las
presiones del gobernador mexiquense y jefe político priísta Enrique Peña Nieto
para que renunciara, el gobernador Ruiz Ortiz respondió con la amenaza de
pasarse al lado del PAN y Calderón.
La lucha de la CNTE en Oaxaca, Guerrero y Michoacán forma
parte de la disputa por el poder de la maestra Gordillo y no de la agenda del
presidente López Obrador. Ahí se explica el papel pasivo y en ocasiones torpe
del secretario gordillista de Educación Esteban Moctezuma Barragán, una pieza
irrelevante en el escenario político de los grupos de poder. Si continúa el
papel de Moctezuma en la burocracia, su nivel secundario hoy beneficia al
proyecto de la maestra Gordillo de usar la educación para restaurar su poder
personal, pactar en secreto con la CNTE protegiendo sus cuotas y beneficios a
cambio de mantenerla a ella como interlocutora y buscar que el partido
magisterial nuevo sea protagonista en el 2024.
En este contexto, el problema magisterial en Michoacán y
Oaxaca no es del presidente López Obrador, sino que forma parte de la agenda
restauradora de la maestra Gordillo, cuya intención es venderse como la única
capaz de someter a sus pupilos radicales y colocarse como la pieza negociadora
por encima de la limitada secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero,
mientras el nuevo presidente quiere institucionalizar a los radicales que
siguieron su escuela de protesta.
Política para dummies: La política se mide por la
capacidad para controlar a los aliados, antes que vencer a los adversarios.
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