No sólo por haber cruzado la frontera mexicana chiapaneca
con violencia ni por la fuerza agresora exhibida contra la policía, el caso es
que las caravanas de centroamericanos que quiere entrar a los EE.UU. tendrán
las puertas selladas porque incumplieron todos los trámites migratorios legales
siquiera para ser considerados aspirantes a alguna visa de refugiados o asilados.
Las leyes migratorias estadunidenses tienen sólo dos niveles
de ingreso humanitario de extranjeros: asilo y refugio, Las dos exigen
condiciones muy específicas, y en ello no hay excepciones: un estatus
reconocido por organismos de refugiados de la ONU y pruebas certificadas en
embajadas y consulados estadunidenses de que en sus respectivos países peligran
sus vidas y la de sus familiares.
Al ingresar por la fuerza a México, los miembros de las
caravanas de centroamericanos no alcanzaran la calificación de asilados o
refugiados. Las fotos que mostraron a jóvenes violentos luchando cara a cara
con la policía y el uso de bombas molotov, piedras, armas y cuchillos son parte
de las pruebas de que todos los migrantes de la caravana no calificarían para
ingresar. A pesar de protestas de todo tipo, los gobiernos estadunidenses de
condado, estatales y federal obligan a respetar a la policía y la agresión
contra miembros de la ley son delitos federales muy penalizados.
Desde ahora los gobiernos saliente de Peña Nieto y entrante
de López Obrador tendrán que cargar con los 10 a 15 mil migrantes
centroamericanos y los que se vayan acumulando; y a diferencia de los EE.UU.
donde los solicitantes deben agotar una serie de presentación de pruebas que
aclaren que no son miembros de pandillas, cárteles u organizaciones radicales,
esos migrantes ilegales ya están siendo considerados en México con empleo,
salarios y salud. Asimismo, en los EE.UU. tomaron nota de la forma en que
miembros de las caravanas cruzaron a nado de manera ilegal por el Río Suchiate
para preparar operativos que impidan que repitan el modelo de cruzar a nado el
Río Bravo.
En descargo de los enfoques inhumanos y racistas de Trump y
su gobierno, con los migrantes no necesitarán utilizar las formas sociales de
exclusión: simplemente nadie puede ingresar a los EE.UU. sin cumplir con las
leyes migratorias; y los ilegales que sean descubiertos y arrestados, serán
maltratados deliberadamente como una forma de decirle que de esa forma no serán
aceptados.
Los organizadores de las caravanas están siendo
identificados por organismos policiacos y migratorios de los EE.UU. como
coyotes desde ahora. Pero los centroamericanos no reconocen que alguna parte de
la condición de pobreza de los centroamericanos deriva de su pasividad
política; y también existen consideraciones de falta de control poblacional:
una mujer entrevistada dijo que en su país no encuentra trabajo para alimentar
a su familia, pero aclarando que tiene ocho hijos.
La politización de la migración no es un invento del pánico
social estadunidense de Trump, sino una variable dependiente permanente de las
estrategias de seguridad nacional anti terroristas. Los EE.UU. deben muchas
como para desconfiar de todo, y de manera principal de su frontera sur que es
la más vulnerable. Todos los planes de contención del terrorismo advierten
sobre la frontera con México; y a pesar de que hasta ahora no ha habido algún
caso concreto, de todos modos, los EE.UU. están usando todos los instrumentos
bélicos y de espionaje de Vietnam y el Medio Oriente que están asentados en la
frontera mexicana.
El despliegue de más de cinco mil efectivos militares en la
frontera de los EE.UU. con México tampoco es un alarde, sino sólo la
confirmación de que México sigue siendo el riesgo de seguridad nacional número
1 de los EE.UU., sobre todo por el cruce ilegal de migrantes. En los últimos
veinte años entraron alrededor de 12 millones de mexicanos, la mayor parte de
ellos sin papeles legales. Y en las redadas de Trump se han encontrado con
familias mexicanas fundadas en los EE.UU. de manera legal, pero con el padre o
la madre usando papeles falsos y sobre ellos se ha intensificado las
persecuciones para deportaciones sin piedad.
Por ello las caravanas centroamericanas deben saber desde
ahora que nunca entrarán de manera legal a los EE.UU. porque carecen del
reconocimiento de la ONU, de las autorizaciones migratorias mexicanas y de las
embajadas. Quienes les digan que van a romper el cerco estadunidense los están
engañando. O se regresan a sus países o se quedan como parias en México.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para
saber qué no se debe hacer.