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Rubén Cortés.-
Triunfo en el Edomex, fortalecimiento del peso, 14
cuatrimestres seguidos de crecimiento, mejora en las finanzas en 18 por ciento
y 99 por ciento de la gente paga menos luz por las reformas; fin de candados
para que no militantes puedan ser candidatos…
El PRI vive su mejor momento del sexenio después del Pacto
por México que logró 13 reformas estructurales y el estallido mundial de aquel
“Mexican moment”: el PRI revivió y hasta se ha colocado en la pelea por repetir
en 2018.
¿Por qué?:
1.- Por la buena marcha de la economía, con el dólar a menos
de 18 pesos y el precio de la gasolina estabilizado sin contratiempos; discurso
antimexicano de Trump devaluado y contenido por la diplomacia mexicana; cárcel
a priistas acusados de corrupción, citación a Emilio Lozoya en PGR.
2.- Por la unidad del partido tras la asamblea que quitó los
candados a los no priistas para ser candidatos, y de la cual se esperaba un
cisma, con militantes de prosapia molestos y convertidos en panes y peces de
AMLO.
3.- Porque el PRD adelgazó muchísimo y sufre una sangría
constante hacia Morena; el PAN está partido en tres grupos irreconciliables;
los independientes se desinflaron, y AMLO ofrece lo mismo de hace 18 años: Sólo
el PRI está unido y puede presentar un candidato novedoso.
Esto se complementa con algo intangible, pero esencial: el
actual Presidente trae ese gen proverbialmente priista para leer los tiempos y
saber qué debe hacer para sobrevivir él políticamente, y adecuar México al
futuro.
Por eso quitó los candados: sabe que partidos y políticos
están en liquidación y las mejores posibilidades de aceptación entre el
electorado están en funcionarios eficaces de corte ciudadano.
Tampoco es que su candidato sea obligatoriamente un no
militante o con menos de 10 años de militancia, pero amplió la capacidad del
estuche en el que meterá mano para sacar al candidato.
Es ahí donde se nota su gen priista de saber otear el
horizonte: Cárdenas entendió en 1940 que la supeditación del poder militar al
civil ya tenía que ser total y decidió por Manuel Ávila Camacho, quien en 1946
olfateó los tiempos para un presidente empresario como Miguel Alemán…
Alemán supo que necesitaba un administrador de su expansión
económica y escogió a Ruiz Cortines, quien vio que en los 60 los sindicatos
ganarían fuerza y López Mateos conocía ese mundo; De la Madrid vio que venía la
globalización y Salinas era “el hombre”…
Salinas abrió la economía y Zedillo la política. Entre ambos
hicieron bien lo que Gorbachov hizo mal en la URSS: primero es la economía y después
la política. En poseer esa visión consiste el gen priista.
Y este Presidente lo tiene.