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Carlos Ramírez.-
Desde que la política mexicana salió de la oscuridad del
poder, el proceso de nominación del candidato presidencial del PRI --la esencia
del sistema político priista y del presidencialismo absolutista-- transitó de
la adivinación al análisis.
En este contexto se localiza el libro La silla endiablada.
Peña Nieto y la sucesión presidencial de 2018: salvar su alma o salvar la
república, escrito por el autor de Indicador Político, Carlos Ramírez, y que a
partir de hoy está a la venta en puestos de periódicos de la Ciudad de Mexico y
en
http://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-592954276-libro-la-silla-endiablada-carlos-ramirez-indicador-politico-_JM
o https://goo.gl/rGZf2v. Se trata de un texto histórico de las elecciones y
selecciones de candidatos en el largo periodo 1824-2012 y de los escenarios
para el 2018.
El planteamiento central del título se razona así: como ha
ocurrido desde la nominación del candidato oficial de 1934, el presidente
saliente ejerce todo su poder sintetizado en la facultad no constitucional pero
sí absoluta de decidir el nombre en función de la continuidad. Y todos los
presidentes salientes han quedado atrapados en el dilema: salvarse a sí mismo
con un candidato a modo o salvar la república con un candidato que pueda tener
propuestas para salir de la crisis permanente de la república.
El libro hace una revisión histórica de sucesiones o
destapes, indaga las fuentes de legitimidad política del dedazo presidencial o
acto del presidente saliente de señalar con su dedo a su preferido y explora la
profundidad de la crisis política de México del largo periodo 1968-2018. Cada
elección ha tenido características propias, pero todas han registrado comunes
denominadores.
El dedazo falló en el 2000 porque el PRI le cercenó el dedo
al presidente Zedillo, el PRI perdió las elecciones en el 200 y en el 2006
porque los presidentes de la republica eran panistas y Peña Nieto alcanzó la
candidatura a partir de la fuerza como gobernador del Estado de México y una
muy profunda campaña de imagen mediática.
Recuperada la presidencia por el PRI, ahora la gran
incógnita radica en saber si el presidente Peña Nieto se reinjertó el dedo para
restaurar el pasado de dedazos o si la crisis política del PRI --25% de
tendencia de votos, tercer sitio en las encuestas de julio del 2018 y 45% de
posiciones de gobernadores y legisladores-- lo llevará a una nominación en
función de esa crisis.
La XXII asamblea del PRI dejo ver la restauración de los
protocolos, leyes y autoritarismos del viejo PRI, el juego del tapado y la facultad
metaconstitucional del presidente saliente para designar directamente a su
sucesor, aunque en el entendido de que la nominación del candidato no será una
sucesión porque el PRI puede perder las elecciones.
La gran lección del 2000 y 2006 radicó en el mensaje de que
las votaciones son el único camino para destruir al viejo PRI. La XXII asamblea
no le alcanzará al tricolor para decir desde ahora que ya ganaron las
presidenciales de julio del 2018.
La victoria o derrota del PRI estará en el dedo del presidente
Peña Nieto. En La silla endiablada se hace un recuento histórico de sucesiones
anteriores como para contar con datos de los patrones políticos en decisiones
similares. A pesar de que la decisión es personal, hay elementos para
adivinarle la jugada sucesoria al presidente del a república.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para
entender que la política no es la política sino lo que hay debajo, detrás y al
lado de la política.
Sólo para sus ojos:
- El acto terrorista en Barcelona fue un trágico error de inteligencia y seguridad nacional, a pesar de eventos anteriores. Los países que participan en la ocupación de Irak y Siria han sido descuidados en su propio frente interno. Y desde el atropellamiento de Niza y luego del incidente similar en un puente de Londres, los terroristas superaron las dificultades para construir bombas y plantarlas y ya no pueden secuestrar aviones para usarlos como misiles aire-tierra. Ahora cualquier camioneta funciona como misiles tierra-tierra.
- Un documental de Diego Osorno y Alexandro Aldrete, titulado La muñeca tetona, ha dado pie a una revisión de los intelectuales y el poder. Los entonces críticos Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y Héctor Aguilar Camín aparecen en una foto con Carlos Salinas de Gortari y Gabriel García Márquez. Ya lo había advertido Octavio Paz: el intelectual puede trabajar en el gobierno, pero “mantener la distancia del Príncipe”.