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Carlos Ramírez.-
Si la
sociedad mexicana no partidista tiene claro que el problema de la crisis es el
agotamiento del sistema/régimen/Estado priístas, las élites opositoras al PRI
carecen de un diagnóstico real sobre los grandes problemas nacionales. Por eso
en el 2018 podría darse una repetición del 2000 cuando Fox prometió el cambio
sin el PRI y terminó gobernando no sólo con el PRI sino en el fondo para el
PRI.
El
Frente Opositor se basa en el fracaso del PAN y del PRD como partidos y en su
incapacidad para ganarle las elecciones al PRI en el 2018. La propuesta es sólo
un cálculo electoral matemático de suma de votos, pero sin atender a la lógica
política de las militancias. Los dos partidos carecen de élites intelectuales
que hayan razonado el carácter de la crisis mexicana y que hayan explorado
nuevas formas de organización social.
El
modelo priísta de nación se hundió en la peor crisis económica del siglo XX en
1982, el modelo salinista prometió el paraíso con el tratado comercial y tiene
al país desde 1983 con una tasa promedio de PIB de 2.2% anual, el panismo
reformador modificó cosas para seguir igual de priístas y el regreso del PRI
con las reformas estructurales mantiene al país en el 2.2% de crecimiento
económico.
La
crisis actual ha demostrado que no se trata de un desajuste superficial, sino
que el modelo autoritario, presidencialista, estatista y populista de nación ya
no responde a las necesidades de los mexicanos. México necesita crecer a tasas
promedio de 6% anual y apenas logra un tercio.
En los
hechos, México se encuentra en un tiempo histórico de agotamiento terminal del
sistema/régimen/Estado priístas y que requiere una reformulación total del
sistema político, del modelo de desarrollo y del pacto constitucional. Es
decir, están dadas las condiciones para que México opere una transición de
sistema/régimen/Estado.
España
logró transitar del régimen franquista a un régimen democrático en el periodo
1976-1978 en tres pasos: la ley de la reforma política que legitimó la
democracia real, los Pactos de la Moncloa que propusieron un nuevo modelo de
desarrollo y una constitución para articular las reformas. El cambio salió de
dentro de la élite franquista como operadora y con el diseño propuesto por don
Juan de Borbón, padre del príncipe franquista Juan Carlos: don Juan aceptó
abdicar a favor de su hijo a condición de un proyecto de transición a la
democracia.
La
oposición se organizó en dos grupos: Plataforma Democrática y Junta
Democrática, incluyendo a franquistas. Las dos se fusionaron en la Platajunta
que fue la negociadora con el presidente Adolfo Suárez del proyecto de
transición. Lo paradójico fue la derecha franquista ilustrada constituyó el
pivote de la transición junto con el Partido Comunista, en tanto que el partido
Socialista quiso frenarla.
La
propuesta del PAN y del PRD es electorera, carece de un discurso
transicionista, no tienen un proyecto alternativo de nación y sólo busca
derrotar al PRI pero para que las cosas sigan igual. El punto clave de la
crisis mexicana se localiza en el actual modelo de desarrollo
populista-neoliberal-salinista, pero ni el PAN ni el PRD han diseñado una
alternativa; es decir, el Frente Opositor repetiría el modelo Fox: sólo ganarle
al PRI la presidencia pero sin un modelo alternativo de desarrollo y
manteniendo el populismo priísta y el neoliberalismo salinista.
Política para dummies: La política es el grado de sabiduría también para atender la exigencia de cambio de la sociedad, no para tratar de imponerle acuerdos irrelevantes.
Sólo
para sus ojos:
- La reunión de hoy entre los aspirantes panistas a la candidatura del 2018 sólo servirá para dejar en claro dos cosas: que el número de los mismos podría crecer de aquí a septiembre y que Ricardo Anaya mantiene el control del proceso, pese a los aspavientos del matrimonio Calderón-Zavala.
- El PRD podría hacer valer aquello de que López Obrador se está llevando a lo “peorcito” del sol azteca, y lo dicen esperando que René Bejarano capte el mensaje y deje de oponerse al deseado Frente Opositor en 2018.
- Con el asesinato del periodista michoacano Salvador Adame, se suma un nombre más a la lista de comunicadores muertos, en tanto que el gobierno federal no atina a dar una respuesta a la demanda de protección al gremio, claro, si ese es su objetivo.
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