Carlos Ramírez.-
La presentación de los pre-criterios de política
económica para el cierre del 2017 y algunos indicios del 2018 de elecciones
presidenciales carece de sorpresas: confirma, entre muchas otras cosas, que la
economía mexicana padece un estancamiento estructural que lleva el PIB a
niveles de mediocridad.
En 1993 el presidente Carlos Salinas de Gortari se
comprometió a tasas altas de crecimiento económico por efecto del Tratado de
Comercio Libre y el resultado en casi un cuarto de siglo ha sido un PIB
promedio anual de 2.2%. El presidente Peña Nieto vendió las reformas
estructurales como el salto cualitativo en el desarrollo y el PIB sexenal
2013-2018 será de 2% promedio anual, abajo del periodo teceliano.
Y se recuerda que cuando estábamos mal --como dicen PRI y
oposición-- en el periodo estabilizador 1940-1982 el PIB promedio anual fue de
6%, con inflación baja, tipo de cambio estable de 12.50 y Estado de bienestar
con empleo sólido y marginación menor a 20% de la población.
En 1982 el presidente De la Madrid y su operador
económico Carlos Salinas de Gortari cambiaron el modelo estabilizador y de
populismo por el del realismo neoliberal --sin Estado ni compromisos sociales--
y el saldo histórico de 35 años está a la vista: PIB promedio anual de 2.1%, el
tipo de cambio pasó de 150 pesos en 1982 a 19 mil pesos (por los tres ceros que
le quitó Salinas pero que cuentan) en 2018 y el bienestar social sólo lo tiene
el 20% de los mexicanos porque el 80% restante registra datos de pobreza,
marginación y crisis social.
El marco macroeconómico de los pre-criterios 2017-2018
sólo confirma que el país se mantendrá en el estancamiento, con todo y
reformas. El PIB estimado de 1.3%-2.3% de 2017 es menor al 2.0%-2.6%
comprometido por los Criterios Generales de Política Económica para 2017
entregados en noviembre del año pasado, con la salvedad de que el escenario
económico le cambió a Hacienda en apenas dos meses --diciembre y enero-- y la
caída del PIB aún no termina, porque las expectativas de los analistas ubican a
PIB de 2017 en menos 1.0%.
El problema es político. La Secretaría de Hacienda
utiliza las previsiones de corto plazo como un mecanismo informativo para
tranquilizar a los mercados, pero los mercados se mueven por las variables
racionales y no por los deseos oficiales. En los pre-criterios distribuidos el
viernes se asume que la crisis ya tocó fondo y que en el 2018 habrá una
recuperación del PIB para colocarlo en el rango de 2.0-3.0%, cuando las
estimaciones de largo plazo del gabinete económico la tenían en 2.5%-3.5%; es
decir, que el 2018 también será menor al estimado.
Lo que queda de la lectura de las estimaciones
macroeconómica para el horizonte 2017-2022 es la certeza de que ya se agotó el
modelo de desarrollo neoliberal, de mercado, basado en el tratado y la globalización
y sin mecanismos de redistribución de los costos y beneficios del crecimiento y
que seguir por el mismo camino sería condenar a la economía y a los mexicanos a
más años con un crecimiento mediocre y con mayores sacrificios sociales.
El tema de modelo económico y crisis de desigualdad
--sólo el 20% de los mexicanos vive bien-- debe ser central en la campaña
presidencial del 2018 porque el país vive el deterioro social desde 1982 en que
la élite neoliberal salinista se apoderó de la presidencia.
Política para dummies: La política es la obligación de cumplir con los compromisos…, cuando se pueda.
Sólo para sus ojos:
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Ramírez y Roberto Vizcaíno en la estación radiofónica 1530 de AM. El archivo de
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Venezuela será un tema crítico para México y una prueba
política para el canciller Luis Videgaray por su inexperiencia en la suavidad
diplomática.
Fracasó la telenovela “Ingobernable” de la actriz Kate
del Castillo. Pero también del productor Epigmenio Ibarra porque convirtió esa
telenovela en una producción familiar: guión sin pies ni cabeza, Del Castillo
en su papel de Reina del Sur y mala construcción del fondo político. Sigue
dando más que hablar la relación de la actriz con El Chapo Guzmán que su
telenovela.
De nueva cuenta la partidocracia en el Instituto Nacional
Electoral por la designación de tres consejeros que responden a partidos. Y
luego se van a quejar de que el INE es rebasado por la crisis política y
electoral.