Pablo Hiriart
La mejor manera de defender al Ejército es quitarlo de las
tareas de seguridad pública.
Y si no es posible hacerlo a la brevedad, es porque la
mayoría de los gobiernos estatales son unos holgazanes.
Con el perdón de los ‘independientes’, pero el muy
cuestionado Rodrigo Medina en Nuevo León llevaba un buen paso en la mejoría
sustancial de la seguridad pública en su estado, hasta que llegó la demagogia
de El Bronco y todo se vino abajo.
Y como ese caso hay muchos. Tenemos a la inseguridad de
regreso y al Ejército atacado por hacer tareas que los civiles no quieren
realizar.
En Gobernación pondrán límite a la desfachatez de
gobernadores que no mueven un dedo para crear cuerpos policiacos a la altura de
sus necesidades.
Muchos de ellos no entienden con buen trato y mejor
coordinación.
Los van a apretar, y ya era hora. La desidia de gobernadores
estatales se viene arrastrando desde 2007 y ahora tenemos buena parte del
problema de la criminalidad de regreso.
No es un problema de ‘estrategia contra el crimen’, sino de
eficacia.
Displicentes e irresponsables, la mayoría de los gobernadores
quieren que todo se los haga el Ejército, la Marina y la Policía Federal.
Dinero han tenido a raudales para contratar, adiestrar y
pagar policías.
Nada menos que 110 mil millones de pesos se han canalizado
hacia los gobiernos estatales en la última década para hacer efectiva la
profesionalización de sus policías y las de los municipios.
¿El resultado? Los homicidios van al alza (en 2016 hubo 20
mil 789 casos, lo que implica un repunte de 22 por ciento respecto a 2015) y
que el Ejército y la Marina siguen haciendo labores que no les corresponden.
Es cierto que para combatir a grandes capos del narcotráfico
con sus ejércitos irregulares de sicarios no bastan las policías bien
adiestradas.
Pero la criminalidad de pequeñas bandas altamente violentas
que pululan en el territorio nacional debería ser combatida y reducida por las
policías estatales.
Varios gobernadores le proponen al gobierno federal que mejor
pagan los sueldos de soldados y policías federales para que cuiden la seguridad
en sus estados.
Por eso en la Secretaría de Gobernación existe la
determinación de poner un alto a la frivolidad de gobernadores omisos.
Dentro de poco les van a leer la cartilla con el anuncio de
que si no cumplen con un calendario de obligaciones para profesionalizar sus
cuerpos policiacos, se les va a retirar la asistencia de la Policía Federal y
del Ejército y Marina.
No hay de otra, porque la única forma de combatir el tipo de
delincuencia que agrede directamente a la población es con una buena policía
estatal. Y dinero han tenido.
Es falso, o verdad a medias, que el problema con la violencia
y la criminalidad sea de ‘estrategia’.
Sí, hay que dar mejor educación, tiene que haber mayor
crecimiento económico y empleos mejor pagados. Pero eso debe hacerse haya o no
haya criminalidad.
El problema es inmediato y tiene que ser resuelto por los
gobiernos estatales que han recibidos millonadas a través del Fondo para el
Fortalecimiento a la Seguridad (Fortaseg), el Fondo de Aportaciones a la
Seguridad Pública (FASP) y el Subsidio la Seguridad Municipal (Subsemun).
No van a actuar mientras la federación no los coaccione para
asumir su responsabilidad, como al parecer es la idea del secretario Osorio
Chong.
Al cabo que a él sí le tienen miedo, lo cual es una buena
noticia.
Twitter: @PabloHiriart
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