Ricardo Alemán
No es novedad que el único candidato que con toda certeza
estará en la boleta presidencial de 2018, se llama Andrés Manuel López Obrador.
Tampoco es nuevo que desde hace meses recorre el país –sin
exlicar el origen del dinero de los costosos periplos electorales--, en clara,
abierta e ilegal campaña presidencial, que tolera un INE a modo y domesticado.
Y nadie sabe, a estas
alturas, quienes serán los candidatos presidenciales del PRI, PAN y PRD, que
enfrentarán al tabasqueño que –por ser el único candidato--, encaberza todas
las mediciones.
Lo que si sabemos es que el único político, precandidato
presidencial del PRI y servidor público del gobierno de Peña Nieto, se llama
Miguel Osorio y no sólo es el sectretario de Gobernación sino que se trata del
más aventajado presidenciable del tricolor.
Por eso la interrogante cada vez es más frecuente en
comederos políticos y en discusiones sobre el ya iniciado 2018: ¿Será que
Miguel Osorio y Andrés Manuel López Obrador protagonizan lo que a todas luces
parece una campaña presidencial adelantada?
Y si no es así, se multiplican las preguntas. ¿Por qué,
entonces, no han aparecido en la escena nacional --para hacer frente a AMLO--,
otros secretarios de Estado? ¿Por qué parece que dejan solo al Presidente Peña
Nieto y que el único que da la cara es Miguel Osorio? ¿O será que el presidente
está guardando a su verdadero alfíl?
Será el sereno, pero el mejor ejemplo de que Osorio es el
único que sale a la palestra a responder a AMLO, lo vimos en días pasados,
luego de la ofensiva declaración de López Obrador en Nueva York, en donde
responsabilizó al presidente y al Ejército de la desaparición de “los 43” de
Iguala.
Como saben, Antonio Tizapa, padre de uno de los normalistas
desaparecidos, le pidió a Obrador una explicación sobre sus vínculos con la
familia Abarca y sobre las razones que llevaron a AMLO a imponer a criminales
como alcaldes de Iguala. Obrador calló a Tizapa y le dijo que hiciera el
reclamo al presidente Peña Nieto y al Ejército.
En respuesta, el pasado jueves, el Secretario de Gobernación
invitó a AMLO “a que asuma con responsabilidad sus declaraciones, y si tiene
pruebas que vaya al Ministerio Público y las señale”. Osorio dijo que el
tabasqueño aspira a encabezar a las Fuerzas Armadas, pero las denigra, las
señala, “falta al respeto a la institución en que más confían los mexicanos”.
Además, el encargado de la política interior pidió a López
Obrador brindar una explicación “sobre sus vínculo” con José Luis Abarca,
aunque acotó que “difícilmente va a poder contestar a los señalamientos”, pues
“evade lo que no le gusta”.
Está claro que AMLO no acudió al Ministerio Público, tampoco
ofreció pruebas de su dicho y menos explicó sus vínculos con los Abarca.
Eso sí, en Veracruz mandó un mensaje a Peña Nieto y a Miguel
Osorio, a quienes pidió “serenarse” y que “dejen de ver las encuestas porque
eso los tiene muy preocupados”. Acusó un supuesto “nerviosismo de la mafia del
poder”, y dijo que Osorio “está de provocador” y quiere “subirse al ring” para
enfrentarlo, pero que él no caerá en provocaciones.
Es decir, para Andrès Manuel López Obrador, el PRI y el
gobierno de Peña Nieto ya tienen candidato presidencial.
Pero esa no era la primera ocasión en que Osorio refutaba a
López Obrador. A mediados del mes de febrero, luego que la Marina Armada
enfrentó a un poderoso grupo criminal en Nayarit, López Obrador salió en
defensa del grupo criminal y acusó a La Marina de cometer una masacre y de
abatir a menores de edad. De nueva cuenta acusó sin prueba alguna.
La Marina y otras autoridades desmintieron de manera
contundente a López Obrador, quien luego dijo que los abatidos eran menores de
30 años y luego ya no habló de edades. Lo cierto es que mintió de manera
flagrante.
Pero de nueva cuenta fue el titular de Gobernación que salió
a la defensa de las instituciones y a criticar las mentiras y los engaños de
AMLO. Dijo Miguel Osorio que “la Marina se enfrentó a criminales de alta
peligrosidad que, por cierto, portaban armas de alto poder”.
Además, aseguró que no se puede fortalecer la seguridad a
través de “simplismos” o “remedios populistas”, y quien diga lo contrario
“trata de lucrar políticamente con un mal que ha lastimado a muchísimas
familias”. Por último, Miguel Osorio recordó las pésimas cifras en materia de
seguridad que vivió la Ciudad de México, cuando era gobernada por Andrés Manuel
López Obrador.
Si no se trata de una campaña adelantada, tiene todos los
ingredientes de serlo. Y es que si tiene cola de pato, patas de pato y grazna
como pato, tenemos derecho a suponer que se trata de un pato.
Al tiempo.
@RicardoAlemanMX