Asustados por la irrupción de trabajadores sindicalizados de la Cámara de Diputados, los legisladores suspendieron la sesión plenaria y echaron a correr en medio de un escándalo.
Los trabajadores intentaron ingresar al salón de plenos enardecidos porque la administración de la Cámara de Diputados rechazó pagarles la devolución del Impuesto Sobre la Renta (ISR), como complemento a prestaciones por Estímulos por Antigüedad, Prima Vacacional y Gratificación de Fin de Legislatura.
Ese privilegio, que no tienen otros trabajadores en el País, pero sí lo gozan los diputados, les fue quitado a los sindicalizados el pasado lunes 13.
Los legisladores ya recibieron un bono de 71 mil pesos como prestación de ISR para reponer el descuento del impuesto en su aguinaldo de 40 días, por 140 mil 504 pesos, el cual recibieron en los primeros días de diciembre.
Para absorber el ISR de los diputados, la Cámara erogó cerca de 35.5 millones de pesos.
Ayer, desde temprano, comenzó la protesta de los sindicalistas, quienes exigían un encuentro con el presidente del Comité de Administración, el panista Armando Tejeda, con la intención de obligarlo a autorizar los pagos.
Los inconformes se dirigieron al pleno, donde el personal de resguardo cerró de inmediato las puertas principales, en el vestíbulo del edificio A.
El presidente de la Mesa Directiva, el morenista Sergio Gutiérrez Luna, los atendió y ofreció un encuentro con Tejeda, que aún no llegaba a San Lázaro.
Luego, ya en las oficinas del Comité, el panista informó al secretario general del sindicato, Jesús Salvador Aguilar, que el pasado lunes 13 de diciembre se firmó el acuerdo donde se rechazaba la petición del sindicato.
Dijo que por medidas de austeridad se negaba el pago como prestación adicional. Los trabajadores encabezados por Aguilar regresaron al vestíbulo y comenzaron a gritar "¡solución! ¡solución!" lo que asustó a los diputados que estaban en sesión.
La vicepresidenta de la Cámara, la priista Marcela Guerra, declaró un receso y pidió a los legisladores salir por las puertas laterales. El salón se vacío y los sindicalizados se quedaron sin su privilegio.
