Rubén Iñiguez.
El gobierno mexicano tuvo un deficit o faltante de 200 mil millones de pesos para gasto público en el año 2020, gracias a errores de estimación presupuestal, al incremento del factor de riesgo en el país, y una caída grave de la recaudación fiscal, en el marco de la recesión económica que se vino a agravar como nunca con el COVID-19. Esto generó un hundimiento en el segundo trimestre del año pasado, del 18.17 por ciento, lo que deterioró las proyecciones que nos afectarán en este año.
Estas variables indican que la estimación de las aportaciones de Pemex, fracasaron rotundamente, ya que el descenso del precio del petróleo incluyendo al mexicano, la baja del consumo interno de combustible, todo ello generó una coincidencia de factores adversos que en forma irresponsable no se cuantificaron. La repercusión de todo el fracaso económico redunda básicamente en el poder adquisitivo de la población, pero finalmente en el valor del peso.
En el rubro del petróleo, se estimó que se lograría una recaudación de 700 mil millones de pesos por la aportación de la paraestatal. Sin embargo la predicción no consideró el desplome en el 2020 del precio mundial del petróleo, que sacudió severamente a inicio de ese año, a los productores de petróleo entre ellos a México, que pareció no darle importancia.
Actualmente la mezcla mexicana se vende en 37.46 dólares por barril, con un leve incremento, sin embargo, se estima que el costo de producción mexicano es muy alto por la “gordura” de Pemex, en cuanto a tener más personal del necesario, además de contar con organismos paralelos en el organigrama y fallas de organización. A esto le agregas que el jefe de la paraestatal, es un improvisado.
Hay estimaciones de que en cada barril producido, México pierde hasta 8 dólares por cada uno, en cuyo caso pagamos por vender. No entiendo como el discurso, del gobierno federal, a través de miles de spot publicitarios decía que el petróleo es nuestro.
Así como la cantidad de producción que se estimó en el 2020, de un millón 700 mil barriles, cifra que no se alcanzó, por lo tanto, se propone entre otras cosas en este 2021, se reduzca la carga fiscal de Pemex, ya que de nada sirve estimar cifras que no podrán tenerse.
La gasolina magna por ejemplo, tiene 40 semanas en que el gobierno mexicano retiró su estímulo fiscal, por lo tanto, es una gran mentira el hecho de que fueron ellos los que bajaron el precio del combustible. Las bajas relativas al precio, se deben a la reducción de cifras en el consumo debido a la pandemia.
Para no cansarlos sobre el tema, amables lectores, el señalamiento de la revista Forbes, es más grave, indica que el déficit presupuestario mexicano será en este 2021, de 718 mil 200 millones de pesos, un 250 por ciento más del faltante obtenido en el 2020.
La pobreza, que se ha incrementado a cifras superiores a 57 millones de mexicanos. Es el resultado de políticas de austeridad extrema, ya que el Estado incumplió su función de ser un motor con la iniciativa privada de la generación de empleos y cadenas de valor.
Hay partidas como las destinadas a las Fuerzas Armadas que tuvieron significativos incrementos que prevén un alcance de 58 mil millones de pesos para operaciones, sueldos, equipos, e instalaciones, siendo un sector altamente privilegiado.
Dentro del gasto programado para este 2021, en el que se estima una recaudación de 5.3 billones de pesos, se gastarán 1.04 billones, en pagos de pensiones, jubilaciones del sector público, así como en programas sociales, que dicho sea de paso, han sido muy criticados porque dicen ser medidas clientelares y de proselitismo electoral, ya que se orientan a obtener votos cautivos para el partido político en el poder, dinero que además, no genera utilidades o empleos, sólo consumo.
En pocas palabras, los ajustes derivados de la bancarrota en nuestro país por no salirles las sumas y restas al gobierno federal, son los siguientes:
Se requerirá un endeudamiento con la banca exterior, o con bancos radicados en México, por 54.7% del producto interno bruto, es decir, México operará con préstamos que rebasan por la mitad, la capacidad productiva nacional de bienes y servicios.
Las reducciones de gastos de operación de muchas dependencias, van a continuar. Esto contradice el propósito anunciado de no endeudarnos, como se prometió.
El problema es que parece haber una cierta terquedad en apoyar fuentes de inversión que generan gastos y no beneficios, como el caso de Pemex, sumado a la colocación de bonos de deuda que pueden ser un serio problema para la economía mexicana, hay sectores que han presentado pérdidas enormes como el transporte aéreo, turismo, o empresas pequeñas agricolas e industriales, así como el sector de servicios, pero no hay ninguna política de apoyos fiscales, o de fondos blandos para que se mantengan los empleos, y no hay ningún anuncio en este sentido.
Para acabar pronto, no hay sensibilidad por los muertos de la pandemia, menos por los derrotados en esta vorágine económica que nos hace muy vulnerables.
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