El trabajo es una fuente de desarrollo profesional, un
medio de socialización y una fuente de satisfacciones. Sin embargo, el trabajo
también puede generar sufrimiento cuando la persona se posiciona desde el miedo
al error. El miedo en el ámbito profesional produce mucho desgaste psicológico
y anímico. Algunas personas ponen tanta responsabilidad sobre sí mismas que se
culpan ante el más mínimo error. El riesgo del perfeccionismo es vivir el error
desde la culpa.
MIEDO AL TRABAJO Y A LA FATIGA
Recuerdo que de pequeña vendía galletitas, antes de salir
preparaba las servilletas, bolsas y todo lo necesario para venderlas, pero al
llegar a la puerta de mi casa me entraba mucho miedo, al dar un paso afuera
siempre pensaba, no se van a vender, me van a decir que son caras, que no están
buenas, era un gran miedo, incluso pensaba que me iban a robar las galletas,
también se unía el miedo a no cumplir con mi trabajo de llevar el dinero a
casa, no podía decirle a mi mamá lo que me pasaba, prefería comentarle que me
cansaba mucho al caminar para ofrecer las galletas.
Cuando tuve mi primer trabajo había olvidado lo que de niña me pasaba, me sentí emocionada por
que por primera vez tendría mi dinero, iba a poder tener cosas nuevas, todo eso
pensaba recuero bien mis primeros tres días en ese trabajo, muy tranquilos,
después de eso empecé a sentir miedo nuevamente y a ver el tiempo que estaría
trabajando, me iba a cansar estar parada tantas horas, por cuantos días,
incluyendo sábados, hacía cuentas de los el tiempo que estaría por semanas,
meses y al año, empezaba a rechazar el trabajo por el tiempo que debía trabajar
y fallar en él, cada día me levantaba con miedo de hacer un arreglo mal, uno o
lo que hacía estuviera mal acomodado, como trabajaba con chocolate, que este
tuviera un mal sabor o estuviera quemado, tenía miedo a fallar pensaba que en
cualquier momento me iban a despedir por no ser una persona eficiente, mil
veces quise renunciar, porque no quería equivocarme o por romper algo, aparte
de que el día se me hacía eterno, cuando llegaba a mi trabajo en lo único que
pensaba era, a qué hora voy a salir, veía el reloj y le pedía a Dios que mi
hora de salida llegara rápido, por esta razón creía que el salario que me
proporcionaban no lo merecía, también porque las cosas las hacia dudando en que
si estaban bien o mal por el miedo y la flojera que sentía al trabajo.
Ahora que estudie belleza estuve con la idea de que no
iba a terminar el curso, pues durante el tiempo que duro me daba flojera
asistir, porque creía que era mucho tiempo y el miedo a que algo saliera mal
como cuando hice mis practicas me daba miedo de quemar el cabello a lastimar a
una modelo en la cara o que tuviera alguna mala reacción al producto, las
circunstancias eran diferentes pero el miedo era el mismo.
Termine mi primer año de curso, recordé todo el miedo que
me había dado al ir, al practicar con las personas lo que estaba aprendiendo y
cuando debía inscribirme al segundo año, no quería hacerlo, pues no tenía ganas
de hacerlo, pues tenía que buscar a las modelos o bien el miedo a fallar,
aunque sentí exactamente lo mismo en el siguiente año, pero a pesar de eso pude
terminarlo; cuando decidí poner mi negocio me regreso el miedo de no poder
poner mi local y trabajar para otras personas que necesitaban el servicio,
pensaba en que las uñas que pondría no
estarían bien lo difícil que sería el
trabajo al realizar un servicio y después de eso recoger todo lo que utilice.
Conocí al Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de
Neuróticos Anónimos a través de mi esposo y su familia que fueron un conducto
muy importante para que yo pudiera sentirme tranquila.
Llegue a la agrupación con un matrimonio perdido por mis
celos e inseguridades, había terminado con todo lo que tenía a mi alrededor sin
estabilidad emocional tanto mía como con la de mi familia sentía que la vida
había terminado para mí, a mis 20 años creía que era muy complicada mi vida, no
podía con todo lo que sentía, por todas estas razones decidí quedarme en la terapia, en el movimiento encontré la confianza
en las personas que ahí militaban pues sentían exactamente los mismo que yo
estaba pasando y lo entendían a la perfección.
El movimiento me ha dado muchas herramientas para poder
llevar una vida normal tanto con mi esposo, mi familia y todo mi entorno,
recupere esas fuerzas de seguir adelante con todos mis propósitos de vida
porque en el momento en el que yo llegue al grupo me dijeron y me demostraron
que ya nunca más iba a estar sola encontré esa fortaleza que ya estaba perdida,
el día de hoy no tengo mi negocio establecido, pero trabajo a domicilio con
mayor seguridad.
Anónimo.
SERVICIOS GRATUITOS:
✔ Servicio telefónico las 24 hrs.
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