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Pemex, ahogándose en deudas, causa nuevos conflictos judiciales

Rubén Iñiguez

No nos alegra estar criticando a la paraestatal PEMEX, pero esta industria petrolera sigue erróneamente siendo la esperanza de la 4T para apalancar el desarrollo de México y el rescate de la “soberanía” pero los datos reales demuestran que no podrá ser así, más que en la demagogia del discurso oficial del presidente López Obrador.

 

Los analistas expertos en petróleo no esconden sus opiniones, como Jorge Monroy en la revista Siempre, y en Nexos, otro personaje como Jorge Castañeda, que conoce las entrañas del gobierno y que además tiene conocimientos de política exterior, en fin, muchos lo han hecho en diversos medios como Proceso o el Financiero, y ofrecen una visión realista de lo que está pasando con el petróleo mexicano, de lo cual no se entera el pueblo bueno y sabio porque no le dicen la verdad. Pocos intentan enterarse del tema, por ello, amables lectores, un servidor insiste en ello.

 

La recuperación de la capacidad de refinación está estancada. Seis refinerías existentes y la discordia de Dos Bocas, intentan llevar a niveles que tuvo México en el pasado, particularmente en el sexenio de Felipe Calderón, en donde se producían 2.4 millones de barriles de crudo al día, pareciera más bien obsesión de vencer al rival.

 

Actualmente la producción de las refinerías ha caído un 33%,  adicional a ello, se ha tenido un mal manejo financiero que eleva la cifra a un 146% su endeudamiento. El hecho es que Pemex debe actualmente 100,000 millones de dólares. La pérdida del grado de inversión, latente podría ser un golpe tan enorme a la economía mexicana como la caída mundial del precio de petróleo. Es ilógico seguir invirtiendo en refinerías, cuando te compran el barril de crudo mexicano a 29 dólares, y producirlo te genera un costo de 33 dólares por cada barril.

 

En junio del 2019, Fitch, colocó el nivel de grado de inversión es “especulativo” tampoco ha merecido el visto bueno de Moody´s o Standart and Poors. Un dato sobresaliente es que esos bonos han sido adquiridos por compradores institucionales, tales como los maestros de escuelas.Pero no de parte de los maestros mexicanos, sino de California. El fondo de pensiones CALPERS uno de los mayores de Estados Unidos, tiene 130 millones dólares en bonos de Pemex, más 64 millones, pertenece al fondo de los maestros de California, expresamente.

 

La modificación de grado de inversión nos vuelve muy vulnerables, ya que los pensionistas de Estados Unidos podrían vender en forma inmediata, llegando a estimarse que esto presionará al peso, y al tipo de cambio.

 

Sería una fuga de capitales sin precedente. El Presidente López Obrador, intentó subvencionar el riesgo con la inversión de 1,800 millones de dólares de pasivos de las pensiones (norteamericanas). Adicionó 1,300 millones de capital. Y siguió avalando como gobierno a Pemex. Pero el problema es que el Plan de Negocios de la paraestatal, fracasa dado que en 2019 se produjo por día, 1.64 millones de barriles de crudo, en tanto en el sexenio anterior de EPN, fue de 1.79 millones. El odioso pasado, hasta este momento, ha sido mejor, pues hay una evidente baja de productividad de 8.21%

 

Pemex intentó abrir 20 nuevos campos de explotación, pero lo que ha sostenido a la paraestatal son los pozos anteriores. El descenso de Cantarell, fue subsanado por el KMZ (iniciales del nombre maya con que lo bautizaron), otro campo que fortalecía a Pemex, era Xanab, en aguas someras de Tabasco, pero fue sobreexplotado, se inundó por errores humanos y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, multó a Pemex por permitir que antes de tiempo, ese pozo entrara en contacto con el agua.

 

De 174 mil barriles diarios, descendió 80% y en 2019, sólo se extrajeron 34 mil barriles, aunque para diciembre, subió a 75 mil. 

 

Pemex inyectará otros mil millones de dólares en Xanab para abrir otros tres pozos. Pues Los otros pozos de los 20 campos nuevos, apenas aportaron 6 mil barriles diarios en diciembre del 2019.

 

La actual administración sin embargo está recurriendo a empresas sin experiencia, lo que en un plan acelerado como el actual de Pemex, representa enorme riesgo ya que no recurre a las grandes perforadoras de pozos. El presidente refleja en ello, uno de sus mensajes de campaña, en el que decía era fácil hacer un hoyo, escabar y extraer el petróleo.

 

Una de las pérdidas de Pemex, lo constituyó el retiro forzado de tantos funcionarios, que sin duda, se llevaron “entre las patas” a muchos especialistas. Los que los suplieron, fueron políticos rancios rehabilitados en la 4T, improvisados, compadres, o algunos advenedisos que se acercaron a los nuevos dirigentes energéticos a sacar enormes beneficios del proyecto nacional, por lo que Pemex, sigue sin tener un experto en exploración y refinación.

 

Por último, Talos Energy, es una empresa norteamericana que acudió a los “farmouts” (Los farmouts son esquemas que ofrecen a la petrolera mexicana la posibilidad de recuperarse del peor nivel productivo en 40 años que enfrenta actualmente al compartir riesgos tecnológicos y financieros con una empresa privada). Dicha empresa tiene en su poder el yacimiento Zama, con posibilidades de producción de 700 mil millones de barriles, pero  ha invertido 250 millones de dólares. Sin embargo Pemex intervino y generó un conflicto judicial al apoderarse de ese campo, alegando que es asignación suya, “como el niño envidioso que ve el helado del vecino, más grande”.

 

Esto ha provocado alarma entre los inversionistas del ramo, que entablarán las demandas correspondientes, ya que Pemex no ha probado su derecho.

 

Es probable que AMLO llegue al punto de la desesperación por ver que PEMEX no produce más que cada día más deuda, intentará convocar a la inversión extranjera en este sector,  pero el riesgo del desprestigio pesará mucho, pues a los que ya han invertido, los tiene demandados. No hay ningún respeto a los acuerdos internacionales o de inversión extranjera.

 

Golpea a todo tipo de inversión extranjera, como lo ocurrido en Constellation Brands de la cervecería, o en el golpeteo a los inversionistas del sector eléctrico de origen eólico, los campos de ventiladores que generan electricidad, que dicho sea de paso, hicieron una inversión de 20 mil millones de dólares. Busca asfixiarlos mediante cobros excesivos para obligarlos a desistir. Esto ahuyenta a cualquier inversionista a nuestro país.

 

Pendemos de la estampita religiosa del presidente para detener tan grande riesgo.

Si la esperanza del discurso de López Obrador está en que Pemex pagará las cuentas del desarrollo, la realidad lo coloca en una situación muy distante. Su retórica desfasada, anacrónica nos obliga a hacer del conocimiento de los mexicanos, que Pemex se ha convertido en un alto riesgo de arrastrar al país a la ruina. Los manejos de Rocio Nahle, asi como de Octavio Romero,  han sido un fracaso, sin embargo, parece que no se animan a decirle la verdad al presidente.

 

Dos Bocas esta apenas en fase de alistamiento del terreno, terminando ese movimiento de tierras, viene el verdadero problema, pues 8 mil millones de dólares de inversión, no serán suficientes. Ya se ha pronosticado por especialistas, que muchos errores se cometerán en el camino, por elegir improvisados y proveedores inadecuados.

 

El castigo, sin embargo no es solo para el gobierno que se equivoca, con el tema de Pemex; aunque a la gran mayoría le suena como un caso ajeno: El castigo será para todos los mexicanos.