Rubén Iñiguez
Imitador e incondicional del presidente de la república,
el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell Ramírez, es el causante de la sed
por cerveza que sufre en su totalidad el país, y más que la sed, el enorme daño
económico que esto causa, no obstante de las fuertes críticas que ha recibido
por manipular la información del COVID, todo con fines políticos.
A decir verdad, la paralización de las plantas
productoras de la cerveza, conocida como bebida de moderación, fue causada por
las medidas de prevención del COVID-19, pero el Sector se enfrenta a un escollo
peor que la pandemia. La necia actitud del Subsecretario López Gatell que ha
impedido que se reactive este sector.
La intromisión de Gatell se inició cuando el Secretario
de Agricultura, Víctor Villalobos
reabrió la planta Constellation de Mexicali, lo que causó que AMLO se
rehusara a hablar con él. En paralelo, instruyó a Gatell para cerrar nuevamente
esa planta, arrojando al cesto las gestiones de Villalobos.
La probada de poder y de autoridad, acrecentaron el ego
del divo del COVID-19, que anhela cosechar nuevos cargos en la 4T. La
recaudación de impuestos en dos semanas se estima en 5 mil millones de pesos,
que dejó de percibir el gobierno federal al mismo tiempo que en recesión aguda
de México, se dejará de percibir cerca de 400 millones de dólares por concepto
de exportación de cerveza, lo que representa a decir de Bosco de la Vega,
presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), la cerveza mexicana se ha
dejado de distribuir en 150 países de todo el mundo.
La cerrazón de Gatell ha sido una pesadilla y un muro
infranqueable, sin que a la fecha se haya avanzado en un acuerdo.
El sector industrial y agropecuario han recurrido a todas
las instancias buscando la reapertura en condiciones apropiadas por el
COVID-19, pero la negativa gateliana, ha sido irreductible.
Bosco de la Vega, acusó a Gatell: “Si con sus criterios,
el subsecretario de salud Hugo López-Gatell, se está volviendo un ministerio
público, no estamos de acuerdo. En tanto el sector ya lleva más de un mes
paralizado.
Indicó que López Gatell, en su negativa viola la ley.
¡Esto es una violación a la ley!, la ley permite operar a las agroindustrias
como esenciales, si son industrias prioritarias, y la cerveza es una industria
prioritaria, lo demostramos, mandamos escritos y pues… ¡dijeron que no!”
Para entender lo que esto representa, hay que considerar
que el 25% de las exportaciones del campo mexicano, están en esa bebida.
Dependen de esta agroindustria, 600 mil empleos, directos e indirectos. También
significa la vida de 800 mil tienditas cuya economía se basa en la venta de
cerveza.
Ciudadanos de Sinaloa y Sonora, informaron que los
carteles reinantes en aquellas localidades, han procedido a revisar tiendita
por tiendita, a mano armada buscando el preciado bien de la cerveza, que
proceden de encontrar a almacenar, ya que el precio se ha duplicado en el
mercado negro de Sinaloa. Ansiosos de controlar todo lo que deje dinero, han
puesto ahora atención en la cerveza, al reanudarse la producción, será un
codiciado bien para los delincuentes en los caminos mexicanos.
El conflicto de interés se asoma, sin embargo en la 4T,
en lo que refiere a la cerveza, primero con el cierre que será pagado con
dinero del erario, de la planta Constellation de Mexicali. Sin embargo, causa
muchas dudas el que la familia de AMLO está ya metida en el negocio de la
cerveza...
Todo puede parecer un acto con segunda intención de parte
de López-Gatell, de despejar el camino a la marca de la familia directa del presidente
AMLO.
Seguramente será legal la medida, pero genera una
salpicadura de moralidad y de sospechas, -aunque la corrupción quedó en los
neoliberales- porque impedir la recuperación de esta esencial industria
mexicana.
López Gatell no está actuando sólo, ya que de nada ha
servido la intervención positiva del Secretario de Agricultura, Víctor
Villalobos, que ha intentado mediar en el conflicto en que pierde hasta el
gobierno federal.
Villalobos, en forma conjunta con la Comisión Nacional
del Agua, que también media a favor de la agroindustria mexicana, declaró a
Milenio: “Es una cadena que tiene que mantenerse y la negociación que se haga
este año, para garantizar la producción de cerveza del próximo, tiene que darse
en los siguientes meses, a través de la Secretaria de Agricultura que funge
como asesor, como un intermediario en esta negociación en que se entregó la
cosecha de cebada, uno de los productos esenciales de la cerveza, programada
desde el año anterior”
La industria afronta perjuicios, ya que la cebada en
proceso de fermentación ha comenzado a descomponerse, esto genera problemas de
mantenimiento en tanques y líneas, por lo que demandará sanitización urgente.
Poner en línea esta industria puede llevar hasta 60 días,
antes de que se llene una botella o lata,
y las plantas cerveceras deberán de iniciar desde cero.
La cerrazón de López Gatell, muy propia de la 4T y del
presidente, nada toma en cuenta más que sus decisiones perjudiciales para
México. Las plantas cerveceras utilizan agua purificada que procesan, con una
calidad superior y su manejo de normas y de ISOS, permitirán un proceso productivo seguro ante
las necesidades del COVID-19.
Su funcionamiento y limpieza, son un ejemplo de toda la
industria nacional, antes motivo de orgullo por la calidad, limpieza y cero
contaminación que genera esta industria.
¿Qué interés oscuro cobijará López Gatell para crear esa
sed de cerveza en estados como Sonora y Sinaloa, en que su consumo y por las
condiciones climáticas substituyen al agua? Que finalidad perversa anima a este
funcionario a comportarse como un déspota que no admite ningún fundamento y
cuyas consecuencias estamos sufriendo todos los mexicanos.
¿Así, a decir verdad, piensan que se recuperará México o
se pretende acabar con las ramas productivas del país? Ni el peor mandatario
neoliberal, ni la peor crisis, habían tocado a esta industria, provocado un
desabasto que está resultando catastrófico porque se está convirtiendo ya en
una meta de los criminales organizados.
López Obrador, y López Gatell, son expertos en crear
desabasto, el primero, hizo el del cierre de ductos de gasolina en nombre del
combate al huachicol, que dicho sea de paso, no tuvo ningún resultado, una
completa farsa. El segundo, en nombre del COVID-19, se escuda para evitar
activar con las prevenciones necesarias, un sector esencial, que representa una
gran derrama económica para nuestro país, evidenciando un encono particular.
Ambos parecen actores interesados desde el momento en que
la familia presidencial produce y vende cerveza, entonces pretenden exterminar
a la competencia. Razón obvia de sospecha, en esta situación que puede dañar
otro pilar productivo de México en forma irremediable, por lo que, el elevado
precio del producto, repercutirá negativamente en la productividad.
Sólo falta que esgriman argumentos morales en contra del
consumo de esa bebida, excepto la marca de la familia presidencial de AMLO.