El principal problema económico del país es la
desconfianza que inhibe la inversión, y el Presidente le da una patada a la
certeza jurídica y somete a consulta popular a un proyecto de mil 400 millones
de dólares ya gastados por una empresa internacional en Mexicali.
La planta de Constellation Brands que se instala en
Mexicali, hará cerveza mexicana (Corona), lleva un 70 por ciento de
construcción, ha invertido mil 400 millones de dólares (El Financiero, 4 de
marzo), y su conclusión se va a someter a consulta popular estilo AMLO: sin
reglas ni garantías.
Además, la planta tiene todos los permisos, más el visto
bueno de Semarnat y Conagua que indican que no pone en riesgo la disponibilidad
de agua, y van a consultar al pueblo sabio si la frenan o no.
No entienden. Su aprendizaje es imposible.
Y se empeñan en construir el Tren Maya, que no tiene
financiamiento privado porque nadie le entró a un proyecto económicamente
inviable.
Ese tren sí tendrá un impacto negativo en el medio
ambiente, como lo establece el estudio que Conacyt escondió para no hacerle
olas al proyecto presidencial: va a afectar a diez áreas naturales protegidas y
a poco más de mil sitios arqueológicos.
Más claro aún: a la inversión privada más grande que se
haya hecho en Baja California, que tiene los permisos y estudios de
disponibilidad de agua, la obstaculizan con una consulta popular que pone en
jaque mil 400 millones de dólares ya ejecutados en el avance del 70 por ciento
de la obra.
Al Tren Maya, que se hará con gasto público y ninguna
viabilidad económica, le invierten dinero del erario y esconden los estudios de
impacto ambiental y arqueológico, pues son negativos.
No aprenden. Están cegados por la soberbia, la ideología
o la ignorancia, vaya usted a saber.
Echar abajo el aeropuerto de Texcoco fue el error de un
gobierno que nació con la mancha de la desconfianza de los inversionistas.
Y ahora que estamos en crecimiento negativo por falta de
inversión, que los empresarios desconfían del Presidente por sus decisiones
erráticas, y entramos en una crisis global que nos va a tirar aún más para
abajo nuestra economía, AMLO somete a revisión popular una inversión
multimillonaria ya ejecutada, sin ningún respeto por el Estado de derecho.
Increíble, pero así es.
Lo dijo él este lunes: “La consulta (se hará) 21 y 22 de
marzo en Mexicali. Se van a poner mesas, o sea, va a ser con urna y con boleta.
Lo único es pedirle a la gente que estén pendientes porque Diana Álvarez y un
equipo van a ir a Mexicali, van a promover el debate, los que están en contra,
los que están a favor”.
Siguió: “la democracia tiene que ser también
participativa, no sólo representativa, hay que estar consultando a los
ciudadanos”.
¿Quién va a arriesgar su dinero en un país cuyo
Presidente viola la certeza jurídica y el Estado de derecho?
Aunque en la consulta ganara el sí, el mensaje es de
miedo para quienes cuidan sus inversiones: a pesar de que hayas invertido mil
400 millones de dólares en un proyecto que estaba autorizado y con los permisos
en regla, el gobierno le puede consultar al pueblo sabio si te cierra lo que
has avanzado.
En una carta al presidente López Obrador, el director de
Constellation Brands en el país, Daniel A. Baima, le dice que “la empresa ya no
cuenta con el tiempo para embarcarse en una consulta pública en la que su
futuro en México siga siendo incierto”.
Ahí ha estado la clave para la caída de la economía: la
incertidumbre.
Y nuestro Presidente no lo quiere entender ni lo
entenderá. La ahonda.
¿Se entiende ahora por qué la economía va para abajo, la
confianza también, y el riesgo de una crisis mayor se acerca cada día más?
El problema tiene nombre, apellido, mayoría en el
Congreso y despacha en Palacio Nacional.