Rubén Cortés.-
Esta noche la Cámara de Diputados ha recibido la
propuesta del presidente en materia educativa. Sorpresivamente, el texto
desaparece la autonomía universitaria, piedra angular de la educación superior
mexicana.
Esto lo alertó en Twitter el 12 de diciembre de 2018 el
panista Juan Carlos Romero Hicks, quien adjuntó el enlace que lo demostraba
(https://drive.google.com/file/d/1sUE-TYav1ON-6not38aMW9pc5GkaYlzT/view).
Sin embargo, la SEP respondió que la desaparición de la
autonomía universitaria en la propuesta del gobierno había sido a causa de un
dedazo, y que se trataba “de una falsa polémica”. Más de un año después, Morena
hace quedar mal a la SEP.
Porque Morena propuso ayer que el método de elección del
rector sea mediante un método distinto al actual, y que se presta a controlar a
las clientelas políticas dentro de la UNAM, para que sean éstas las que decidan
por medio de elecciones abiertas.
Es preciso advertir que se trata de un paso más del
gobierno para eliminar cualquier autonomía en la democracia mexicana, como ya
lo hizo con la CNDH y lo alista en el INE, sin contar que INAI, IFAI demás, ya
casi no existen y tienen la cabeza bajo el ala, sin chistar.
Y, hay que insistir, en que en México los experimentos de
universidades democráticas (como lo es esta iniciativa de Morena) han sido un
desastre y generaron más problemas de los que resolvieron.
Desde hace tiempo, y de manera sabia, la UNAM resolvió el
problema de su propio gobierno, tratando de despolitizar, en la medida de lo
posible, la elección de sus autoridades y para ello creó la Junta de Gobierno.
Un gran logro de la UNAM ha sido mantener su
gobernabilidad y el poder procesar los conflictos internos sin que fuerzas
externas se apoderen de ella. Porque, eso de “elecciones abiertas”, es sólo una
vía para, desde afuera, mover a las huestes políticas de adentro.
La UNAM (conviene no olvidarlo, eh) es una de las
instituciones educativas más relevantes del mundo, y ello ha sido resultado de
un hecho tangible: la grilla política mexicana nunca ha conseguido apoderarse
de la Universidad, aunque tenga influencia, obvio.
Lo que se requiere, en todo caso, son condiciones de
permanencia de los estudiantes que permitan a éstos lograr sus objetivos sin
que su situación económica lo impida. Y, si fuerzas políticas se hacen de la
institución, eso únicamente la condenaría a la mediocridad.
Ahora, lo que si queda claro es que la UNAM está bajo
asedio del gobierno para dejarla en manos de organizaciones políticas afines y
de masas corporativas, y de eso que en los fracasados populismos
latinoamericanos llaman “Universidad-Pueblo”.
Y no es un dedazo (como dijo la SEP en 2018) ni una
tontería de un diputado irreflexivo.
Es que quieren la UNAM.