Pablo Hiriart.-
El gobierno no ha presentado el Acuerdo Nacional de
Inversión en el Sector Energético, porque todo apunta a que se marginó a la
iniciativa privada del atractivo sustancial de esa industria.
Lo que se consiguió en el sexenio anterior, se perdió en
este.
Por eso se echa toda la caballería mediática contra el
pasado, y tamales para los ingenuos compradores de cachitos de Lotería de a 20
millones de pesos cada uno.
Con su dinero, los empresarios van a compensar, en parte,
lo que se recortó en Salud para metérselo a Pemex, donde no tienen cabida.
¿Aún no entienden? No hay remedio. Son incompatibles.
El lunes se anunció que la empresa italiana ENI encontró
un yacimiento de crudo ligero frente a la costa de Veracruz y Tabasco, en un
bloque que ganó en la Ronda 2 del sexenio pasado.
Trescientos millones de barriles puede tener el
yacimiento, y una producción diaria de diez mil barriles.
Mayor fue el hallazgo de Sierra, Premier y Talos Energy,
que alcanza los 670 millones de barriles.
Todo lo anterior fue parte de la Ronda 2 de la Secretaría
de Energía. Ya no habrá Ronda 3. Se acabó.
¿Cuánto le costó al gobierno mexicano la exploración y
perforación de esos yacimientos?
Cero pesos con cero centavos.
¿Cuánto le va a costar el gobierno mexicano extraer ese
crudo?
Cero pesos con cero centavos.
Cuánto va a ganar el gobierno mexicano con esos hallazgos
en que no invirtió nada?
Hasta 80 centavos por cada dólar de petróleo extraído.
En contraparte, el director de Pemex informó en
septiembre que –gracias a la inyección de recursos– a fines de 2019 estarían
produciéndose 103 mil barriles diarios en los trece campos prioritarios que
desarrollaba Pemex.
¿La realidad? De esos trece campos sólo empezaron a
producir tres, con cuatro mil 417 barriles diarios en total. Es decir, sólo el
4 por ciento de lo calculado por el director de la empresa.
A Pemex se le inyectaron el año pasado cinco mil millones
de dólares provenientes de aportaciones fiscales y de “ahorros obtenidos en la
lucha contra el huachicol”.
Todos sabemos que en esos “ahorros” van medicinas que se
dejaron de comprar, ingresos de enfermeras y personal médico (practicantes) que
se dejaron de pagar, caminos que se dejaron de hacer.
El 28 de enero, un exultante López Obrador informó a la
nación que, al fin, “se rescató a Pemex”. Dijo más: “Está muy bien Pemex, eso
es lo que puedo decir… ¿Qué es lo que celebramos ahora? Que se detuvo la caída
en la producción y ya tenemos un repunte en la producción”.
Muy bien, salvo un detalle: los datos verdaderos indican
lo contrario.
En 2019, a pesar de que se le inyectaron a Pemex esos
cinco mil millones de dólares (97 mil millones de pesos), cayó la producción en
6.8 por ciento respecto a 2018. Sus exportaciones en volumen fueron las peores
desde 1981.
En dinero, las exportaciones bajaron 18.4 según el
anuario estadístico de la propia empresa. También cayó la venta de gasolina en
el país 12.3 por ciento.
AMLO hizo campaña contra el “gasolinazo” y prometió que
lo revertiría pues era “una vergüenza que la gasolina sea más cara en México
que en Estados Unidos”. ¿Qué pasó?
Pasa que no se revirtió el “gasolinazo” y el gobierno de
la 4T vive de él.
Ahora el litro de gasolina magna cuesta alrededor de 20
pesos el litro promedio en el país, y el promedio en Estados Unidos es de 13
pesos el litro.
Se le mete dinero bueno al malo. Este año se le
inyectarán otros cinco mil millones de dólares a Pemex, mientras que los
precios de los hidrocarburos en el mundo van para abajo.
Maromas y dispendios se multiplican para evitar que las
empresas entren, como en todo el resto del mundo, a invertir para explorar y
extraer petróleo, pagando una tasa de cerca de 80 centavos por dólar extraído.
En electricidad el cuento anti-IP es el mismo. Para
afuera: se congelaron las subastas para que empresarios puedan producir
energías limpias, con lo que el país le cierra la puerta a ocho mil millones de
dólares en inversiones de aquí a 2024, y desdeña la generación de 54 mil
empleos directos e indirectos (El Financiero, 6 de febrero).
¿Es más barata la electricidad en manos del monopolio
estatal y sus energías fósiles?
Nuestro especialista en la materia, Jonathan Ruiz,
apuntó, con datos de la comercializadora Compare Power, que en Texas los
contratos de mil kilowatts hora por mes cuestan mil 400 pesos, y aquí, con
tarifa 1 (la más usual) el pago es de dos mil 535 pesos por mes.
La ideología domina al Presidente. Una ideología de los
años 70 que nada tiene que ver con el mundo de 2020. Lo pagaremos.