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Secuestro masivo en Quintana Roo: cómo se evitó otro Ayotzinapa

  • Secuestro masivo en Quintana Roo: cómo se evitó otro Ayotzinapa
  • Caso sorprendente: los socios pertenecen a dos cárteles diferentes
  • A diferencia de Guerrero, Joaquín removí al secretario de Gobierno
La alerta surgió a las 22:30 del martes.
-Han secuestrado a varios jóvenes.
-¿A qué hora? ¿Cuántos? –preguntó el gobernador Carlos Joaquín.
-Poco antes de las nueve de la noche. Son entre 20 o 25. No lo tenemos claro.
En ese momento se pusieron a operar todos los cuerpos de seguridad.
Fue una larga noche.
FOTO: CAPTURA DE PANTALLA.
Diálogo con testigos, movilización de investigadores,  seguimiento de cámaras y, al amanecer, localización de las dos camionetas blancas en un rancho a las afueras de Cancún.
-Creo que los tenemos localizados –dijo el fiscal Oscar Montes de Oca.
-Nada de creo. Necesitamos información precisa.
Y sí, bajo los primeros rayos del sol apareció en el horizonte el protagónico Jesús Alberto Capella a bordo de un helicóptero con todos los riesgos que ello representaba.
-No hablemos de secuestro porque corremos el riesgo de que los maten –había advertido Carlos Joaquín.
Hubo suerte: el helicóptero descendió, no hubo ejecuciones de los plagiarios al sentirse copados y la fuerza pública pudo rescatar con vida a los 25 jóvenes con vida.
-Sanos y salvos –reportaron Montes de Oca  Capella.
MIEMBROS DE CÁRTELES EN GUERRA
-Nada de declaraciones. Todo conforme a derecho –repitió Carlos Joaquín.
A las 9:20 le confirmaron:
-Son ellos. Los tenemos. Son 25 jóvenes, todos estudiantes universitarios y hay tres detenidos.
-Llévenlos al Ministerio Público y que siga el procedimiento de ley.
En ese momento se echó a trabajar la maquinaria mediática: hablar a noticieros, confirmar el rescate, destacar el operativo limpio y olvidar el término secuestro.
Hay, conviene rescatar, una actitud receptiva de los medios informativos: no se habla de secuestro si no hay exigencia de rescate aunque lingüísticamente ese término sea privación ilegal de la libertad a secas.
El mismo argumento de la procuradora caitalina Ernestina Godoy en el caso del diácono Leobardo Avendaño.
Pero en Quintana Roo hay pistas de los investigadores que sorprenden y no están contenidas en el tuit de Alberto Capella a las 9:37.
Atrás están dos cárteles.
Y aunque parezca increíble, los socios del call center son de cárteles diferentes enfrentados y supuestamente se vigilaban uno a otro: Daniel de Santiago Rivas y Fredy Bacab.
Obvio, como con los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, los estudiantes no estaban enterados y con engaños –al parecer salieron de la casa del Fraccionamiento Santa Fe sin ser amenazados- abandonaron el local.
Luego fueron advertidos y vieron su vida pendiente de una bala.
El gobierno de Carlos Joaquín, mientras tanto, veía en vela la película de Iguala, donde los 43 normalistas fueron secuestrados por la policía y entregados al cártel Guerreros Unidos.
-¡No hubo otro Ayotzinapa! –respiró tranquilo.
CAMBIA SECRETARIO DE GOBIERNO
Otra diferencia entre Cancún y Ayotzinapa.
En 2014 no hubo víctimas políticas en Guerrero.
El gobernador Angel Aguirre fue el único en perder su cargo cuando el dirigente perredista Carlos Navarrete le retiró todo el apoyo y amagó con exigir su renuncia.
Carlos Joaquín removió a su secretario de gobierno, Francisco López Mena, y puso de encargado de despacho a Arturo Contreras Castillo.
Y mientras tanto, ¿dónde está la Guardia Nacional, esperanza para todos nuestros males?