Por: Rubén Iñiguez
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El pasado 10 de Marzo un colectivo llamado “Chalecos
amarillos” salía a las calles de la Ciudad de México para manifestar su rechazo
al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En aquella ocasión solo eran 500
asistentes a dicha protesta que había sido convocada a través de las redes
sociales.
Lo que me llama la atención, amable lector, es que el día
de ayer (solo dos meses después de la primera manifestación), salieron a las
calles de sus respectivas ciudades, 13 entidades de la república que
manifestaban su rechazo a AMLO y su Cuarta Transformación. Se habla de unas 30
mil personas aproximadamente en la suma total de todas las ciudades.

Esa humildad y sencillez lo llevó a obtener un resultado
electoral avasallador en contra de todos sus adversarios políticos.
Sin embargo, no hay que olvidar que el ejercicio del
poder desgasta a cualquier representante popular, no importa si es azul, verde,
morado o colorado, pues recordemos que López Obrador había alcanzado hasta un
80% de aceptación popular en el mes de Enero de este año, y que al día de hoy,
cuenta con el 61% de aprobación. (19 puntos en tan solo unos meses). A pesar de
ello, aun son números bastante positivos y aceptables que nadie le niega.
Lo que me sorprende, es la actitud arrogante y un tanto
“sobrada” del Secretario de Comunicaciones y Transporte, Javier Jiménez Espriú,
quien unas horas después de dicha protesta, escribió en su cuenta de twitter:
“Nunca pensé que todos los que están contra AMLO fueran a la marcha, pero sí…,
FUERON TODOS¡”
La manifestación de ayer tuvo una asistencia mucho mayor
a la de hace dos meses, y creo que debería de servir de análisis al nuevo
gobierno para observar que es lo que se debe corregir, en vez de actuar con
desdén y desprecio a los que no opinan igual que ellos.
A pesar de que es muy poco el tiempo para juzgar el
actuar de esta nueva administración federal, el motivo principal del
descontento social, que dicho sea de paso a crecido a lo largo de estos 05
meses de ejercicio del poder, son precisamente las promesas de campaña de López
Obrador para resolver de inmediato los problemas que siguen aquejando al país.
A mi gusto, no les caería nada mal, hacer un ejercicio de
introspección y auto critica para corregir los desaciertos que han provocado
que “poquita gente” salga a la calle a manifestarse en su contra.