Rubén Cortés.-
En relación con la crisis internacional abierta por la
usurpación de la presidencia en Venezuela, el canciller mexicano dice una
verdad mas grande que una catedral, cuando afirma que “México tiene autoridad
moral y política como país, no sólo por su tamaño”.
Sin embargo, su propuesta para solucionar el contencioso
institucional venezolano carece de toda imaginación porque, sencilla y
llanamente, no propone nada, salvo lo mismo que su antecesor, Luis Videgaray, y
que fracasó porque Maduro sólo ganó tiempo para usurpar la presidencia.
AMLO- Nicolás Maduro |
La oferta de Ebrard es la siguiente: “Lo que pedimos es
convocar a ambas partes a un diálogo que pueda conducir a un entendimiento, es
lo mejor. Caso contrario, se corren riesgos muy grandes de que haya
enfrentamiento o se agrave la situación”.
Hay que recordar que, hace justo un año y a instancias de
Videgaray, el gobierno y la oposición venezolana se sentaron en Santo Domingo,
República Dominicana, para “buscar un entendimiento para evitar riesgos muy
grandes de enfrentamiento o se agrave la situación”.
Y ¿hay que recordar que resultó un fracaso? Sí: siempre
es bueno recordar:
Porque aquel esfuerzo mexicano sólo fue aprovechado por
Nicolás Maduro para preparar unas elecciones que ganó en mayo, prohibiendo
candidatos opositores y presencia de observadores internacionales.
Más todavía: el dictador disolvió el Parlamento por tener
mayoría de oposición e instaló un Parlamento paralelo con “diputados”
designados por él mismo. Es decir: Ya Maduro traicionó el año pasado la buena
fe de la propuesta mexicana de diálogo “entre las partes”.
La verdad es que la figura con más futuro dentro de la
política interna mexicana, que es Marcelo Ebrard, saldrá con la carrocería
abollada del embrollo venezolano porque está vendiendo humo, mientras que el
resto de los cancilleres inmiscuidos en el tema sí tienen propuestas tangibles.
Además, el asunto venezolano es muy simple:
1.- Maduro hizo elecciones sin candidatos de oposición.
2.- Maduro disolvió la Asamblea Nacional porque no tenía
mayoría.
3.- Maduro instaló una Asamblea Nacional “suya, propia,
de él”.
4.- Maduro desconoce a los partidos de oposición.
5.- Maduro prohíbe la existencia de medios de prensa
privados.
6.- Maduro mantiene un centenar de presos de conciencia.
7.- Maduro mandó asesinar a cerca de 500 opositores desde
2017.
8.- Maduro ya usó el “diálogo” con la oposición para
engañar a ésta y para encarcelar y obligar al exilio a los dialogantes.
Por tanto, si Ebrard va a entrar al contencioso
venezolano con ánimo de ayudar a resolverlo (para eso se entra a un diferendo
¿no?) debe tener una propuesta más imaginativa que la que anuncia. Porque al
final Maduro se tendrá que ir. Es un cartucho quemado como político.
Y, hasta ahora, México ha aparecido ante el mundo…
Como su aliado.