Rubén Cortés.-
La confianza del próximo
gobierno en las consultas es digna de elogios:
—El Presidente electo
anunció ayer que la consulta sobre el Tren Maya, el Tren Transístmico y la
nueva refinería en Tabasco se realizará el 24 y 25 de noviembre. Sin embargo:
—El Presidente electo
anunció al mismo tiempo que la construcción del Tren Maya tiene fecha de
inicio, aunque se desconozca el resultado de la consulta: arrancará el 16 de
diciembre en Palenque, Chiapas, y en otros siete diferentes puntos del
circuito.

Aunque será difícil que
puedan votar los 98 millones de mexicanos inscritos en el padrón del INE, pues
la consulta a esos tres temas se realizarán en las mismas 73 mil casillas donde
se desarrolló la consulta que tiró el NAIM, del 25 al 28 de octubre pasados.
No dejó de ser sintomático
que el anuncio se produjera un día después de la marcha ciudadana, convocada por
11 organizaciones civiles, en favor de procesos democráticos de consulta a la
población, y en contra, especialmente del modo en que se organizó la que
sepultó al NAIM.
Más bien, el doble anuncio.
Aquel sobre la consulta sobre si se construye o no el Tren Maya y, a la vez,
que ya está decidida la fecha para empezar a construirlo. Algo como salido de
uno de los libros favoritos del Presidente electo: Quién manda aquí (Editorial
Debate).
Fue la respuesta a las
consignas de los ciudadanos que avanzaron sobre Paseo de la Reforma gritando
“No a las consultas”, “Juntos, todos somos uno” o “Voto por voto casilla por
casilla lo queremos en Texcoco no en Santa Lucía”.
Es el despegue inexorable de
un nuevo sistema de gobierno, plebiscitario, en el que menos del uno por ciento
de la población decidirá por las mayorías, que pronto quedará en la
Constitución con una reforma de Morena.
La nueva Ley va a modificar
el artículo 35 constitucional para que las consultas populares se desarrollen
“las veces que sean requeridas” y no como actualmente se estipula, que es
máximo cada tres años y con permiso de la Suprema Corte de Justicia.
Y, no estará en legislación
alguna, pero lo esencial de esas consultas quedó patentado ayer en la voz y la
autoridad del Presidente electo: se hacen, como la del Tren Maya, dando por
hecho que el resultado será el deseado por los organizadores.
“Váyanse acostumbrando a las
consultas ciudadanas”, ya había advertido.
Sincero es.
Eso, sí.
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