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Rubén Cortés.-
Es de agradecer la voluntad del INE para acotar el agandalle
de los spots por parte de los dueños de partidos importantes: Ricardo Anaya
(PAN) y AMLO (Morena). Alberto Anaya (PT) y Jorge Emilio González (Verde)
también son dueños, pero sus partidos son dos apéndices.
Por ejemplo, para las elecciones intermedias de 2015,
Ricardo Anaya usó en exclusiva el millón 771 mil 884 spots del PAN, cifra que
superó 63 veces la de los dos principales contendientes en la elección
presidencial de 2006: 16 mil 316 de AMLO y 11 mil 904 de Calderón.
¿Un exceso? Pues desde enero de 2015 a mayo pasado, AMLO se
agandalló de 2.1 millones de spots reservados a Morena para transmitirse
obligatoriamente en las dos mil 500 estaciones de radio y TV del país. La idea
del INE para evitar que los promocionales, pagados por el contribuyente, sean
usados únicamente por un político, consiste en lo siguiente:
—“La aparición de sus dirigentes partidistas será posible
siempre que su participación se acompañe de elementos que ayuden a la ciudadanía
a identificarlos plenamente con ese carácter, así como al partido al que
pertenecen o representan”.
Sí, se agradece el interés del instituto electoral por
conseguir cierta equidad en la utilización de los recursos públicos en
beneficio de la imagen y de los intereses personales de una sola persona, pero
su propuesta es vacua y simplemente avala lo que están haciendo Anaya y AMLO.
La verdad es que se trata de una discusión que se tiene que
registrar dentro de los partidos. Son los militantes, los diferentes grupos de
presión que existen en los partidos de un sistema democrático como el nuestro,
a los que corresponde este debate.
Sin embargo, eso no ocurrirá en Morena ni en el PAN. En
Morena, porque AMLO creó el partido con familiares y amigos muy cercanos, sin
contrapeso alguno; mientras en el PAN, Anaya consiguió lo mismo que AMLO en
Morena, pero utilizando la democracia interna.
Además, se afianzó la semana pasada, durante la Comisión
Permanente del PAN, el primer cónclave del partido albiazul con rumbo a las
elecciones de 2018, en el cual Anaya logró mantener la doble cachucha de
aspirante presidencial y dirigente nacional.
Con eso, logró que sus alfiles en la Comisión (20 de los 30
oradores) consiguieran aprobar lo que él les ordenó, de acuerdo a sus intereses
personales:
—No adelantar los plazos para definir al candidato
presidencial ni el método por el que se elegirá, lo cual le permitirá a Anaya
continuar controlando absolutamente el partido hasta noviembre, fecha en que la
misma Comisión elegirá al candidato presidencial… es decir al jefe. Y, además,
la spotiza es suya.
Vía libre para Anaya, pues.
Twitter: @ruben_cortes