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Carlos Ramírez.-
A la revista Siempre por su 64 aniversario y a la jefa
Beatriz por su liderazgo
El espionaje político a disidentes y críticos no nació en el
gobierno de Peña Nieto, aunque tampoco viene de tan lejos: se colapsó en 1985
por la penetración del narco en las estructuras de inteligencia civil del
gobierno y se rediseñó para la seguridad política de los gobernantes, no del
Estado.
Los responsables siguen vigentes:
En 1985 la Dirección Federal de Seguridad de Manuel Bartlett
Díaz apareció protegiendo a cárteles del narcotráfico y la prueba estuvo en
credenciales oficiales de la DFS acreditando a capos como Rafael Caro Quintero
como agentes. Esas credenciales fueron recogidas por el entonces procurador
Sergio García Ramírez y en las periciales le pidió información al secretario de
Gobernación; Bartlett negó validez y solicitó las credenciales para
probatorias… y desaparecieron en Gobernación.
Cuando el entonces embajador estadunidense John Gavin abrió
una fase de presiones contra México por el asesinato del agente de la DEA
Enrique Camarena Salazar y acusó a la DFS de proteger criminales, Bartlett
realizó una fuga hacia delante: disolvió la DFS y la Dirección de
Investigaciones Políticas y Sociales y creó la Dirección de Investigación y
Seguridad Nacional… con el mismo personal de la DFS.
A partir del aplastamiento de la disidencia guerrilla, la
seguridad política del Estado quedó a salvo; entonces fue cuando la policía
política se dedicó a proteger el trasiego de droga de Guatemala a la frontera
con los EE.UU. El director de la DFS de Bartlett, José Antonio Zorrilla Pérez,
fue acusado por Washington de proteger narcos.
Al llegar a la presidencia, Carlos Salinas de Gortari le
quitó la seguridad política a Gobernación --entonces con Fernando Gutiérrez
Barrios, fundador de la DFS, como secretario--, transformó la DISEN en CISEN
autónomo y dependiente del gobierno, sobre todo del todopoderoso superasesor
salinista Joseph-Marie Córdoba Montoya. Ahí fue cuando Salinas usó al espionaje
político contra disidentes y críticos y Córdoba operó lo que se le conoció como
“espionaje de alcoba”, es decir, indagatorias de vidas privadas de críticos,
paradójicamente al propio Córdoba, de quien filtraron relaciones privadas.
El CISEN careció en su nacimiento de un formato específico
para la seguridad nacional, pero en aquel entonces la seguridad nacional era
antigua, basada en la defensa militar de las fronteras ante invasiones y ajena
a la investigación de grupos internos articulados a intereses extranjeros.
Zedillo utilizó al CISEN para espionaje de algunos críticos,
pero le sirvió más para mantener muy vigilado al expresidente Salinas de
Gortari en su exilio forzado y espiada a su familia. El CISEN quedo adscrito en
los hechos a la secretaría particular de la presidencia, a cargo de Liébano
Sáenz. En el sexenio zedillista el CISEN comenzó a mutar personal en términos
de profesionalismo, pero todavía sin entender la lógica de la nueva seguridad
nacional.
Los dos sexenios del PAN también usaron al CISEN para vigilar
disidentes, a pesar de la promesa de Vicente Fox de controlarlo porque en sus
tiempos de opositor había sido acosado por el espionaje. Lo grave en los dos
sexenios panistas fue el descontrol del Centro y el tráfico de documentos que
llegaron a venderse a cualquier particular por parte de agentes o ex agentes de
seguridad. Los exdirectores panistas del CISEN terminaron como empleados de
empresarios.
Por eso el CISEN produce hoy espionaje y no inteligencia.
Política para dummies: La política es el arte frío del ejercicio descarnado del poder, aunque disfrazado con piel de democracia.
Sólo para sus ojos:
- La decisión de la Corte Suprema de los EE.UU. de darle validez a parte de la prohibición migrante de Trump contra viajeros de países señalados como terroristas es una gran victoria política que le dará un respiro al mandatario.
- Los primeros indicios señalan que el PRD no aguantará internamente el debate aliancista porque muchos perredistas van a preferir aliarse con Morena y López Obrador que con el PAN.
- El primer problema del Frente Opositor ya apareció: PAN y PRD disputan la iniciativa. Pero el problema real es el programa de gobierno mutuo, pero hasta ahora Ricardo Anaya y Alejandra Barrales sólo piensan en vender la idea como propia de cada uno. En el PAN cayeron muy mal las cartas de Barrales convocando al Frente Opositor porque la idea original era que PAN y PRD diseñaran juntos la propuesta.
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