Ricardo Alemán.-
Hace años aquí volvimos a la circulación el término
“engañabobos”, con la intención de identificar declaraciones políticas
mentirosas que hoy se conocen en el mundo como “verdad alternativa” o
“posverdad”.
También identificamos como campeó de la mentira y el engaño
a Andrés Manuel López Obrador, el mayor “engañabobos” de la clase política
mexicana.
Lo curioso es que hoy AMLO ya no es el campeón de los
“engañabobos” sino que resultó engañado, junto con analistas que no leen y sólo
atienden los breves mensajes de redes y los encabezados noticiosos, sin
verificar verdad y veracidad.
Lo cierto es que detrás de la supuesta alianza PRD-PAN para
2018 no existe sino la torpeza y los tropiezos de los jefes del PRD y el PAN a
quienes –a su vez--, “chamaquearon” periodistas maldosos que los hicieron caer
en la trampa del “engañabobos”, que según la jerga periodística consiste en que
el entrevistador hace decir al entrevistado lo que el primero quiere que el
segundo diga.
En éste caso, los periodistas llevaron a Alejandra Barrales
y a Ricardo Anaya al resbaladizo terreno de “la casa del jabonero”, mientras
que los jefes del PRD y el PAN cayeron redondos. Y no sólo dijeron algo que no
querían decir, sino que fueron incapaces de frenar el daño. En resumen, dijeron
una tontería que los retrata como los bisoños que son.
Pero no fue todo. En la simpática cadena de tropiezos y
torpezas también cayeron analistas y reputados académicos y hasta el campeón
del engaño, López Obrador. Todos se tragó el cuento de la supuesta alianza
PRD-PAN, pero el que reaccionó como “hombre verde” fue el dueño de Morena, que
incluso grabó un video insultando a los inexistentes aliancistas; video en
donde sólo consiguió exhibirse como bobo engañado y fajador callejero.
Pero no terminó ahí la cadena de tropiezos y torpezas. AMLO
regresó al autorretrato y en otro video presumió la supuesta exclusiva mundial
de “pruebas del fraude” que –según el Mesías--, Peña Nieto prepara en el estado
de México.
En el nuevo video AMLO confirma que está fuera de forma y
que “lo suyo, lo suyo” es el espectáculo “engañabobos”. Y es que Obrador
convocó a “presentar las pruebas del fraude” en el estado de México y, al
final, sólo consiguió hacer el ridículo al presentar un puñado de documentos
sin valor alguno, que nada prueban y mucho ofenden a la política, a los
electores y a los procesos electorales.
Lo cierto es que AMLO está enojado y olfatea el olor de la derrota
de su impostura, Delfina Gómez. Por eso, con la presentación de las “supuestas
pruebas” del fraude mexiquense, lo único que busca es montar el circo, las tres
pistas, que lo llevarán a denunciar un inexistente “fraude”; patraña a la que
se sumarán el PAN de Ricardo Anaya, luego de la derrota de escándalo de
Josefina Vázquez Mota.
Al final de cuentas la zaga de tropiezos y torpezas de
Anaya, Barrales y AMLO los exhibe como bisoños de la política, frente a 2017 y
como políticos de párvulos para 2018.
La historia de las torpezas y los tropiezos arrancó cuando
los dirigentes amarillos y azules convocaron desde el viernes a una conferencia
de prensa que generó gran expectativa. En el medio periodístico se daba por
hecho que Barrales y Anaya anunciarían un “bombón” para el estado de México.
La conferencia era para denunciar posibles irregularidades
en las elecciones de Nayarit. Desilusionados, los reporteros “cuchilearon” a
azules y amarillos porque no apareció la “gran nota”. Por eso buscaron,
forzaron y… la consiguieron.
A nadie importó Nayarit y por eso los reporteros insistieron
en la posibilidad de que PAN y PRD establecieran una alianza para 2018.
Tomaron
mal parados a Barrales y a Anaya y los llevaron a la especulación total. Nada
concreto, incluso Barrales dijo que una eventual alianza debía pasar por los
órganos de su partido.
La especulación fue buena para un sábado “sin notas
potentes”. Y el resto fue producto del “arte del especulerio”. Y entonces la
fiebre de la especulación en redes alcanzó niveles de escándalo.
Como ya se dijo aquí el domingo, la alianza PRD-PAN es casi
imposible. ¿Por qué? Porque la cultura política de la sociedad, en general y de
los políticos, en particular, es prácticamente inexistente.
Pero lo curioso no está sólo en los sesudos análisis sobre
la alianza PRD-PAN. No, el fenómeno interesante es la capacidad de engañar a
casi toda la masa social, a través de las redes.
Engañar incluso al más depurado de los “animales políticos”
mexicanos, a López Obrador, quien se tragó sin hacer gestos toda una ballena
especulativa.
Queda claro que la sociedad mexicana, sus políticos y sus
medios están lejos de la preparación ideal para una guerra como la que viene en
2018.
Al tiempo.