Carlos Ramírez.-
Justo el día en que se instaló formalmente el comité
coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción, en la Procuraduría General de
la República ocurrieron tres hechos que evidenciaron que ese organismo nació
muerto:
1.- La Procuraduría General de la República ordenó reservar
--es decir: ocultar, esconder, sellar-- informes, reportes y órdenes de
investigación sobre el caso de sobornos de la empresa Odebrecht a funcionaros
de Pemex, mientras en otros países hay causas abiertas y autoridades detenidas.
Lo más significativo fue que el procurador actual, el priísta Raúl Cervantes,
no sólo fue operador de la reforma energética que facilitó esa corrupción, sino
que quiso ser fiscal anticorrupción.
2.- El martes 28 de marzo, el ex auditor federal de la
federación, Arturo González de Aragón, publicó un artículo en El Universal para
revelar que miembros del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional
Anticorrupción tenían conflictos de interés por haber laborado en instancias
con relaciones con oficinas de gobierno. Por ejemplo, Juan Pardiñas, director
del Instituto Mexicano de Competencia, una instancia que se ha auto promovido
como órgano calificador de corrupciones ajenas, trabajó --es decir: fue
empleado-- en áreas de la Auditoría Superior de la Federación. Otros miembros
andan en las mismas, lo que quiere decir que no son puros y que representan
intereses de instancias que serán observadas por corrupción.
3.- Al día de la instalación del Comité de Coordinación del
SNA, cuando menos quince políticos de alto nivel estaban involucrados en
denuncias ciudadanas e investigaciones judiciales por corrupción, pero ninguno
había sido detenido por la PGR. Ello quiere decir que el SNA se estrenó como un
organismo sin respeto gubernamental, sin instancias persecutorias de procesos
de corrupción en curso y sin fiscal ni magistrados del organismo. De ahí que el
SNA aparezca como un cascarón que carece de posibilidades porque el aparato del
sistema político priísta --en el cual participa también la oposición-- se encargó
de lobotomizarlo.
En este contexto, el SNA nació disminuido, al grado de que
Peschard afirmó a principios de marzo que “tenemos que bajar expectativas”. El
problema radicó en un Comité de Participación Ciudadana del SNA que se eligió
en función de intereses creados, estuvo formado por instancias con dependencias
del gobierno y del Estado y con una representatividad auto asumida y ajena a la
ciudadanía y a la sociedad.
Los organismos autónomos del Estado que tienen a su cargo
oficinas de supervisión de abusos y corruptelas --información, elecciones,
telecomunicaciones, entre otros-- han sido engullidos por el aparato de poder
del propio Estado y por los intereses de la partidocracia. Los partidos que los
han formado y elegido están sumidos en casos flagrantes de corrupción.
La contaminación de intereses creados en el SNA y el comité
ciudadano que no fue electo por ciudadanos ha sido una gran victoria del
sistema político que prometió un gran organismo para combatir en serio la
corrupción, pero su proceso fue, al final, un parto de los montes de la fábula:
un ratoncito precedido de rugidos espeluznantes.
Ante casos de corrupción escandalosos y un SNA achicado,
Peschard enfrenta el dilema de aceptar un organismo cucho que no servirá para
combatir la corrupción sino para lavarle la cara sucia al sistema político o
renunciar como protesta por incumplimiento de compromisos.
Política para dummies: La política es la facultad para aceptar lo que no se debe aceptar y no sumirse en conflictos personales.
NOTA: Por vacaciones de Semana Santa, Indicador Político
descansará la próxima. Nos leemos aquí el lunes 17 de abril.
Sólo para sus ojos:
Muchas presiones sienten en Los Pinos procedentes del PRI
para que solicite licencia el gobernador Roberto Sandoval por el caso de su
fiscal preso por narco. De muchos lados han enviado un breve mensaje: “remember
Javier Duarte”.
En el debate en el programa matutino de Carlos Loret de Mola
subieron expectativas el perredista Juan Zepeda y el priísta Alfredo del Mazo,
en tanto que la panista Josefina Vázquez Mota se derrumbó y la morenista
Delfina Gómez no pintó porque el factor clave de su candidatura es López
Obrador.
Por cierto, el grupo Mexicanos contra la Corrupción y la
impunidad reveló documentos que muestran que Vázquez Mota sí recibió dinero del
gobierno priísta, a pesar de que lo negó en el programa de Loret.
La Casa Blanca ya mandó el mensaje de que estará atenta a la
elección presidencial mexicana del 2018, lo cual no es buena noticia.
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