CARLOS RAMÍREZ/ INDICADOR POLÍTICO
Como los tiempos están adelantados, en el 2018 el PRI
enfrentará un desafío similar al del 2000: competir contra una oposición que ha
mutado al ADN priísta: Morena y López Obrador y el PAN de Ricardo Anaya y
Margarita Zavala-Felipe Calderón han consolidado una transformación genética al
PRI populista de Cárdenas, Alemán y Echeverría.
Así, el PRI neoliberal de Peña Nieto va a medirse en las
urnas con el PRI populista de Morena y el PAN.
Y frente a una sociedad que no sabe votar más que PRI --por
sí mismo o en algunas de sus mutaciones--, entonces el desafío priísta para el
2018 será encontrar un nuevo perfil hacia delante y no buscar --como el PRD,
Morena y PAN-- la restauración del pasado.
El sábado 4 el PRI cumplió ochenta y ocho años de edad y hoy
6 recuerda el discurso de Luis Donaldo Colosio de hace veintitrés años con el
cual fijó el reto del PRI post-salinista. Atrapado contra las cuerdas por el
proyecto neoliberal de Salinas, el PRI arrancó formalmente el 2018 en medio de
contradicciones, indefiniciones y sobre todo ausencia de horizonte histórico.
Peor aún, el sábado el PRI se rearmó con mensajes que
reafirmaron el camino neoliberal que está siendo destruido por Donald Trump. La
incorporación de Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari como secretaria de
Organización y de ahí secretaria general no tuvo más mensaje que insistir en el
neoliberalismo que se metió en la estructura de gobierno en 1980 con el arribo
de Carlos Salinas de Gortari al Estado priísta, mientras el PRI populista se ha
asentado en el PRD, Morena y el PAN.
La única puerta de salida de la trampa neoliberal del PRI se
puede localizar en la figura de Miguel Angel Osorio Chong, toda vez que Luis
Videgaray Caso ha quedado con la marca de Trump y José Antonio Meade se ha
desvanecido en la política económica depredadora. Los demás apuntados en una
lista inexistente buscan sólo posicionamientos de corto plazo, pero carecen de
alianzas y compromisos reales con el sistema.
El ambiente que encontró el presidente Peña Nieto en el PRI
el sábado pudo ser engañoso; en el fondo, el PRI hierve de resentimientos,
reclamos, ausencia de dirección. Salinas pudo consolidar su proyecto porque
armó una generación de políticos neoliberales que saltaron al poder a través
del Pronasol, pero sin ir más allá de 1994; y a pesar de que el proyecto
neoliberal salinista sigue vigente, el PRI perdió su cohesión interna en el
largo periodo 1994-2017 y todo indica que también podría perder la presidencia
en el 2018 si no logra fortalecer una propuesta electoral de largo plazo. Hoy
el PRI brilla por la ausencia de una nueva generación de poder.
Si en el 2018 el PRI neoliberal salinista se va a enfrentar
al… PRI neo-post-populista de Morena y el PAN, entonces la figura política de
Osorio Chong rompería con la maldición salinista del neoliberalismo, pero a
condición de que el PRI regrese a la política popular y la Fundación Colosio
logre construir un nuevo modelo de desarrollo social como propuesta de
gobierno. Paradójicamente, Trump podría ser la oportunidad histórica del PRI
para tirar el lastre neoliberal salinista de 1980 en que Salinas llegó al poder
financiero y cuyo proyecto ha dejado una estela de pobreza y marginación.
Si no, lamentablemente de todos modos ganará el PRI, aunque
con el PAN o Morena.
Política para dummies: La política es la tortura de la memoria histórica, olvidable pero inolvidable.
Sólo para sus ojos:
Lo que son las paradojas; el José Murat que ganó la
gubernatura de Oaxaca para el PRI contra López Obrador, el PAN, el PRD, las
alianzas opositoras e inclusive contra el propio PRI fue obstaculizado para
llegar a la CNOP. Y a esa posición llegó una figura muy menor y sin capacidad
de organización sectorial, el senador Arturo Zamora, secretario de Acción
Electoral en la debacle priísta del 2016 en las que el tricolor perdió siete
gubernaturas.
Inevitable la ruptura en el PRD. Pero hay que atender que ha
sido culpa de la dirigente Alejandra Barrales, por cuya incapacidad y poca
habilidad política se le ha ido deshaciendo el partido. El problema va más
allá: mientras el PRD no ofrezca una opción ideológica de izquierda real, su
espacio será engullido por el populismo priísta de López Obrador.
La candidata panista mexiquense Josefina Vázquez Mota está
cometiendo los mismos errores políticos de campaña que en el 2012: suponerse
ganadora y permitir conflictos entre los grupos panistas. Las campañas se ganan
con aparatos electorales, no con optimismos.
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