PABLO HIRIART
Eso de que “México tiene problemas a la hora de controlar el narcotráfico” expresado el domingo por Donald Trump es totalmente cierto, pero es derivado de un problema de Estados Unidos: ellos no pueden controlar el acceso de la droga, su distribución, venta y enorme consumo de un mercado multimillonario y vicioso.
Durante una entrevista con Fox News, el presidente de Estados Unidos se dijo dispuesto a colaborar con el gobierno de México para combatir a los carteles de las drogas.
Enseñó un flanco débil. Es una baza para negociar.
Con un gobierno amigo en Estados Unidos, adelante con la colaboración.
Pero con uno que muestra hostilidad hacia México y los mexicanos, no gracias señor Trump.
O cambia su actitud, o no hay colaboración para combatir a los cárteles de las drogas.
Con todas las deficiencias e insuficiencias, aquí podemos intentarlo sin su ayuda.
Lo que subyace en la palabras zalameras hacia México (amo a la gente de México… a mi realmente me gusta esta administración de Peña Nieto), es la debilidad de Trump en el tema drogas y seguridad.
Nos necesitan. Quieren que hagamos bien la tarea y tienen razón, pero vámonos respetando porque nos necesitamos mutuamente.
Querer anular el Tratado de Libre Comercio porque hemos “abusado” de ellos, es un gesto de hostilidad.
Seguir con la construcción del muro en la frontera es un acto hostil hacia México y los mexicanos.
Continuar con la deportación de ilegales es su derecho, pero publicitar su xenofobia y el sentimiento antimexicano es también un acto agresivo en contra nuestra.
¿Cooperación con México en el combate a los cárteles criminales? Vamos a negociarlo por un cambio de actitud general hacia nuestro país.
Porque de que hay que negociar, sin duda hay que hacerlo. Cuando fracasa la diplomacia lo que sigue es la guerra.
Esa cooperación ya se ha dado con gobiernos anteriores, como el de Obama y Bush, que fueron agresivos hacia México.
Obama deportó a dos millones 800 mil indocumentados y nos quedamos callados, a pesar de que no tuvo gestos amistosos hacia México, salvo en sus siempre magníficas y amables palabras.
El gobierno de Estados Unidos, con el pretexto de la “colaboración” en la lucha contra las drogas, metió a México armamento que vendió a los cárteles criminales, y esas armas se usaron para matar a civiles y militares mexicanos.
La CIA y la DEA se metían hasta la cocina en nuestro país, mientras Obama deportaba millones de indocumentados y agentes fronterizos disparaban contra mexicanos que estaban en nuestro lado de la frontera.
George W. Bush inició la construcción del muro fronterizo en un acto de suprema hostilidad, y luego siguió Obama hasta llegar a mil kilómetros de barda.
Es momento de ordenar la relación y frenar los abusos de parte del gobierno de Estados Unidos.
Continuar con el muro es un derecho soberano del gobierno de Estados Unidos, es cierto, pero no es un gesto amistoso.
Todos los países tienen la facultad de sacar de su territorio a quienes se encuentren ilegalmente, pero en la forma está lo fundamental.
Cancelar el TLC está en las cláusulas del propio Tratado, pero sería una agresión a México.
¿Cooperación contra los cárteles de las drogas?
Excelente, la necesitamos tanto como ellos. Pero en otro contexto de relación, amistosa y sin hostilidades.
Twitter: @PabloHiriart
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