Presidente de Argentina dice que "inflación" es culpa de la ciudadanía no del gobierno



El Presidente volvió a sorprender con otro estrambótico diagnóstico y ahora denuncia que la inflación es culpa de la ciudadanía, desligando al Gobierno de cualquier responsabilidad. Los precios aumentaron un 94,8% en 2022, y las primeras mediciones para enero de este año son alarmantes. 

Sin haber logrado ningún tipo de resultado palpable en materia de inflación, el presidente Alberto Fernández volvió a culpar a la ciudadanía por los fracasos de su propia política económica. El Presidente denunció que la inflación es “autoconstruida” y que “está en la cabeza de la gente”.

Lo que el Presidente intentó explicar (sin mayor éxito) es el rol de las expectativas, ya que en regímenes de alta inflación los agentes forman expectativas mirando al futuro y a lo que creen que sucederá, y no a la inflación pasada. Pero no hizo ningún esfuerzo por explicar por qué las expectativas inflacionarias son tan negativas bajo su política económica.

Por su puesto, Fernández no hizo mención alguna de la violenta expansión de la oferta monetaria que registró el país durante su administración, o la que tuvo el país desde el año 2002 tras la salida de la Convertibilidad.

La base monetaria de Argentina, compuesta entre el circulante y los encajes bancarios en el BCRA, tuvo un aumento del 174,55% entre 2019 y 2022. La cantidad de billetes y monedas fuera del sistema financiero (el circulante corriente) se expandió hasta un 202,2% en la administración kirchnerista, y los medios de pago transaccionales en el agregado M1 crecieron a razón del 270,8% entre 2019 y 2022.

La política monetaria efectiva habría sido incluso más expansiva de no ser por la constante esterilización llevada a cabo por el Banco Central, a través de la emisión de títulos para absorber pesos de la plaza financiera.

Pero la emisión de pasivos remunerados juega un rol negativo para las expectativas inflacionarias que denuncia Alberto Fernández, porque implica más emisión monetaria hacia el futuro. La deuda remunerada del BCRA se expandió un 884,3% desde diciembre de 2019, lo que forma parte de la llamada “base monetaria ampliada”, y un elemento crucial para la formación de expectativas.

El INDEC confirmó que los precios crecieron un 94,8% solamente en 2022, y 280% desde que la llegada del kirchnerismo al poder en 2019. La variación del 280% sobre los precios se correlaciona casi completamente con la expansión del 270,8% sobre los medios de pago transaccionales.

También se observó un proceso de desmonetización de la economía, ya que todos los agregados monetarios comenzaron a perder relevancia en proporción al PBI desde mediados de 2021. La contraparte de esto es la caída de la demanda de dinero y la intermediación financiera en pesos.

El Presidente se apresuró a culpar a la ciudadanía por la inflación y alertó por el rol de las expectativas, pero no acusó a formular ninguna explicación sobre cómo se desarrollaron desde un comienzo. Lo cierto es que las políticas de su gestión fomentaron activamente la huida del peso, profundizando todos los desequilibrios monetarios y fiscales del país.

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