La casa de Samuel está de luto y para su familia nada volverá a ser igual, pues este niño de 11 años fue asesinado de un balazo en la cabeza por uno de sus amiguitos de 10 años en Ocoyuca Puebla.
Durante dos días su cuerpo fue velado en su hogar, una casa de madera enclavada en una lomita. Como apoyo, su familia recibió de la alcaldesa Ruth García sólo una despensa. La comunidad fue la que en sus posibilidades buscó ayudar.
Sobre una mesa de madera estaba el féretro color blanco donde yacía el cuerpo sin vida de Samuelito, quien hasta el pasado viernes acudió a la escuela primaria de su comunidad, donde cursaba el sexto grado.
A la misma institución educativa asistía el infante que lo privó de la vida y quien también era su amigo y vecino.
A la vivienda, donde vive su papá y mamá así como sus cuatro hermanos, llegó gran parte de los habitantes de la comunidad quienes se organizaron para llevar café, pan, hacer arroz y frijoles y compartirlo, como lo hacen con el dolor de esta familia.
Este lunes a temprana hora en la capilla de la comunidad le hicieron su misa de cuerpo presente. Después regresaron el ataúd a su casa y más tarde los varones de esta zona se dieron a la tarea de cargar el féretro para llevarlo en hombros hasta el cementerio.
Antes de partir al camposanto sus padres se despidieron de él y persignaron el cuerpo de su amado hijo, después cerraron la caja fúnebre.
Caminando llegaron al lejano panteón, tuvieron que subir a otra pequeña loma para depositar sus restos.
Al sepelio, tal y como lo hicieron durante el velorio, mujeres, hombres, ancianos, infantes de la misma escuela a donde asistía acompañaron a su familia, incluso en la institución educativa le realizaron una despedida.
Los pobladores de esta comunidad, dijeron estar conmocionados porque en este sitio nunca había ocurrido un caso similar y no se explican qué motivó al pequeño de 10 años a matar a su amigo.
