Carlos Ramírez
INDICADOR POLÍTICO
La demanda legal del gobierno mexicano en una Corte de
Boston contra fabricantes de armas fue un torpedo debajo de la línea de
flotación del sistema político estadunidense porque afectó uno de sus ejes
dominantes de control político: la fábrica de armas como financiadora de
carreras de políticos y gobernantes.
Es posible que la demanda no logre sus objetivos
concretos, pero habrá de conseguir, cuando menos, poner la agenda de la crisis
de seguridad mexicana en la fuente de los conflictos: la fabricación de armas y
el mercado negro de productos que han convertido al propio gobierno
estadunidense en el principal contrabandista de armas en el mundo.
La demanda podría enmarcarse en una ofensiva diplomática
mexicana contra la estrategia de seguridad del gobierno de EU y debe vincularse
con otras tres decisiones estratégicas: las reglas estrictas impuestas a
agentes estadunidenses en operaciones antidrogas en México, la cancelación de
la Iniciativa Mérida de Felipe Calderón-George Bush que cedió la soberanía
mexicana y la denuncia mexicana de que el atentado de hace dos años en El Paso,
Texas, contra mexicanos era una expresión del terrorismo interno.
Por primera vez, México toma la iniciativa en materia de
seguridad nacional e internacional, frente a la ofensiva y presiones de la
comunidad estadounidense de servicios de inteligencia civiles, militares y
privados para desplazar a las fuerzas de seguridad mexicanas en la lucha contra
los cárteles del crimen organizado dentro de México y colocar en su lugar sobre
todo a comandos militares. Lo que debe venir ahora es alguna iniciativa
mexicana para cerrar la frontera en grado de sellado e impedir el tráfico
ilícito de armas de comerciantes legales e ilegales estadounidenses a bandas
delictivas mexicanas que sólo es posible con la complicidad d autoridades
americanas.
La demanda en la Corte de Boston va a desnudar las
complicidades que existen entre políticos y gobernantes de Estados Unidos y los
lobbies que representan la industria más formada del complejo
militar-industrial. Las fábricas de armas estadounidenses proveen de productos
al sector de seguridad pública y de seguridad militar del Gobierno
estadounidense y los casos de tráfico y contrabando son administrados y
gestionados por funcionarios militares y civiles de EU para aportar armas a las
guerras extranjeras, sean civiles, políticas o de seguridad pública.
La demanda forma parte de una estrategia diseñada y
desarrollada por el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, como parte de la agenda
internacional de México que tiene repercusiones nacionales. El presidente López
Obrador y el canciller Ebrard están desarrollando nacionalismo
defensivo-ofensivo ante la reconstrucción de la estructura imperial militar de
Estados Unidos en el gobierno de Biden-Harris.
Las decisiones mexicanas se han tomado casi al parejo, en
tiempo político, que las de Biden-Harris: el programa estadounidense para
Centroamérica, algunas decisiones unilaterales para proteger a migrantes en su
regularización y, hasta ahora no analizada en México, la decisión de la Casa
Blanca de dar los primeros pasos serios para caracterizar y procesar ya al
terrorismo interno, aunque hasta ahora con la mala intención sólo de contener
la posibilidad de regreso a la política del expresidente Donald Trump.
El mensaje que deja la estrategia del canciller Ebrard
pone por primera vez en el centro del debate la responsabilidad en grado de
culpabilidad de la estructura de poder estadounidense en el narcotráfico, la
violencia criminal y el tráfico de armas que es uno de los principales
problemas de la violencia interna en Estados Unidos por el acceso legal o
ilegal a las armas de alto poder que han provocado las matanzas civiles.
Aunque no llevan intenciones sucesorias porque parecen
ser decisiones pensadas desde el principio del sexenio para encarar las
relaciones con Trump y luego con Biden, el canciller Ebrard tiene en sus manos
la agenda política y de seguridad nacional más importante del país desde la
ofensiva del presidente Reagan y el embajador Gavin en 1985 contra la soberanía
mexicana.
Política para dummies: la política es sinónimo de audacia, porque audacia es el juego del poder.
Novedad editorial: adquiera el libro El shock neoliberal
en México, Editorial Indicador Político, escrito por Carlos Ramírez, Samuel
Schmidt y Rubi Rivera; disponible en Amazon en versión eBook digital o impresa:
https://www.amazon.com/dp/B09919C13V
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva
del columnista y no del periódico que la publica.
0 Comentarios