En marzo de 2020, por decreto presidencial, llegaron a la
entidad 300 millones de pesos para combatir la contingencia sanitaria por el
COVID-19; sin embargo, estos recursos se ocuparon para hacer compras fantasmas
y desaparecer ese dinero.
Si el gobernador hubiera seguido las instrucciones del
presidente de aplicar los recursos para prevenir y combatir el COVID-19, la
entidad no estaría en las condiciones en que hoy se encuentra.
Esta semana, el gobernador solicitó semáforo naranja para
reducir al 50 por ciento las actividades comerciales y humanas en la entidad
sin una propuesta económica para combatir la pandemia.
Según datos de la cuenta pública, el Secretario de Administración
Germán Espinoza Santibáñez y el secretario de Salud Márquez Heine fueron los operadores
del fraude y los directos responsables de la salud pública actual.
Ahora el gobierno exige a la población el cierre de sus
negocios y se mantengan aislados sumiéndolos en las deudas y miseria, convirtiendo
el “milagro oaxaqueño” en un cruel castigo y la peor pesadilla que ha vivido Oaxaca
en toda su historia. Esto, gracias al gobernador Alejandro Murat y a José
Nelson Murat.
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