La fatiga en sí misma es un cansancio extremo o debilidad generalizada que se puede manifestar tanto de forma física como emocional. La física suele aparecer a medida que va avanzando el día, debido al cúmulo de tensiones a las que exponemos a nuestro cuerpo, en cambio la emocional es más perceptible en la mañana.
Fatiga emocional
La fatiga emocional se me presentó como un desgano por la vida y un agotamiento en el cuerpo, no tenía apetito, no deseaba levantarme, arreglarme o salir, además sentía estrés y angustia.
Desde niño presenté estos síntomas, no sabía porque siempre estaba cansado y no era agradable porque dejé de hacer lo que hacían los demás niños de mi edad, ahora sé que muchas personas pueden sentir cansancio emocional de vez en cuando, yo lo experimente permanentemente.
Cuando cursaba la secundaria aumentaron estas sensaciones de apatía que me limitaban, no rendía en la escuela como debía ser, no obtenía buenas notas en comparación con otros compañeros, en el transcurso de las clases me pasaba bostezando, no ponía atención en clases, me distraía con frecuencia y no entendía las tareas. Sentía que por las noches no descansaba bien y que por esa causa mi mente no estaba atenta, constantemente olvidaba los materiales, las tareas, las citas que tenía y esto me traía problemas, por la pesadez que sentía me sentaba o recargaba en cualquier lugar que fuera o buscaba una “sombrita” para descansar. En casa tenía problemas mis padres me regañaban porque nunca veía que aseara la casa o ayudara en las actividades como lo hacía mi hermana, siempre que me pedían salir a realizar compras les contestaba que no podía hacerlo porque estaba cansado, muchas veces me preguntaron pero ¿de qué estás cansado?. mis papás buscaron alternativas para ayudar como darme vitaminas, complejos, alimentos nutritivos, etc para que tuviera energía o me diera más apetito, pero nada ayudó, hasta intenté hacer ejercicio, salir a caminar, a correr para que se despejara mi mente, por momentos me ayudaba pero después volvía a sentir ese cansancio, empecé a tomar bebidas azucaradas con la intención de que me diera energía pero igual era por momentos porque después me volvía a sentir igual y esto ya me estaba trayendo problemas de salud.
Me enteré que existía el movimiento buena voluntad 24 horas de neuróticos anónimos cuando asistieron a mi escuela a dar información, escuché y aunque me sentí identificado con los síntomas que mencionaron, no asistí a una de las juntas a las que nos invitaron.
Después de un tiempo sentí una gran depresión y frustración, un desanimo por todo, ya no podía realizar mis actividades escolares me sentí muy mal, lleno de obsesiones, solo pensaba que tenía una enfermedad y pronto iba a morir. Fui a uno de los grupos del movimiento y decidí quedarme porque ya había buscado muchas alternativas de medicina y no me sentía bien. Cuando llegué al grupo me sentí identificado en todo lo que mencionaban y encontré una esperanza, en el grupo me fui sintiendo bien, la terapia me ayudó a tener energía y sentirme feliz, pude regresar a mis actividades y concluir la carrera que había dejado, ahora puedo hacer lo que hacen los jóvenes de mi edad, llevo una vida llena de proyectos y sobre todo mejoró la relación con mis padres, mis hermanos y amigos ya que me había aislado.
Hoy gracias a la terapia pude concluir mis estudios y estoy apunto de trabajar en lo que me gusta, mi familia está feliz porque me ven muy bien, todo gracias al movimiento buena voluntad.
Anónimo
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