Rubén Cortés.
El vocero oficial para la pandemia es un fusible a quemar
cuando urja quemar un fusible. Para eso le abrieron el micrófono en un gobierno
unipersonal, en el que ningún funcionario tiene voz… ni la quiere, para no
importunar al único dueño del micrófono.
Un indicio de que al doctor Hugo López Gatell se le acaba
la voz, es que fue ayer la primera vez, en cuatro meses de crisis sanitaria,
que su jefe aceptó que el país se encuentra ante un problema verdaderamente
serio.
Sí: el presidente admitió que “han aumentado los
contagios y decesos en el país”, que “en Tabasco y la Ciudad de México “no se
han logrado disminuir los casos”, que “hay que quedarse en casa”, que es “una
pandemia muy dañina” y “se están perdiendo vidas”.
Única vez en 18 meses que no tiene otros datos, justo
cuando el modelo matemático del Centro de Control y Prevención de Enfermedades
de Estados Unidos, predice que pronto seremos el país con mayor tasa de
mortalidad por COVID-19 en el mundo.
A la par, más del 60 por ciento del personal médico del IMSS no cree en las cifras diarias de López Gatell, según la encuestadora Enkoll, la misma que el 7 de abril pasado había revelado que López Gatell tenía más credibilidad que el mismísimo presidente.
gracia de la Jefa de Gobierno (la figura de Morena que encabeza la línea de
sucesión de las simpatías del presidente), de acuerdo con filtraciones
publicadas de colaboradores cercanos de ésta.
Y, ayer, el jefe del Ejecutivo dijo que Tabasco y la CDMX
son las entidades que más le preocupan porque no logran disminuir los casos de
contagiados. Sí: quizá ya necesiten en el palacio un brujo para quemar en leña
verde. Alguien a quien culpar.
En esa situación, nadie mejor que el lenguaraz vocero
oficial para la pandemia, el rostro portada en revistas del corazón, el sex
symbol de la 4T, el lector de poemas, el degustador de tacos en la calle en
medio del confinamiento casi total…
El que el 2 de mayo dijo que “puntualmente” el 6 de mayo
sería el pico de la pandemia y después empezaría a bajar; el que tres días
después dio que el pico sería el ocho de mayo. Pero ya estamos a cuatro de
junio sin que, ni remotamente, llegue tal pico.
Sin dudas, Hugo López Gatell ha sido un desastre, porque
cometió un error de neófito entusiasta: siendo un médico, que se debe a la
verdad aunque duela; se prestó a actuar como un político en campaña, que como
hoy dice una cosa, mañana dice otra cosa.
Y, eso… sólo el jefe.