Pablo Hiriart
La tarea más difícil hoy en México es ser propositivo y
evitar la polarización, aunque se tenga toda la voluntad para serlo.
El Presidente rechazó con agresividad las propuestas del
sector privado para rescatar la economía. Ni siquiera va a recibir a los
dirigentes de los empleadores del país. Si van a quebrar, que quiebren, dijo.
Falsea las cifras de la pandemia e insulta a los médicos
que se juegan la vida para atender a los contagiados, en hospitales saturados y
sin mayor protección ni instrumentos, porque no se compraron.
En lugar de oír a los exsecretarios de Salud que están
hablando del tema y tienen prestigio internacional, los ofende y les atribuye
dobles intenciones.
Sólo presta atención a un doctor ambicioso y
frecuentemente charlatán que lo tiene embelesado.
De los casi siete millones de seguidores que el
Presidente tiene en Twitter, el 61.1 por ciento son bots, respondió esa red a
López Obrador, a la que el mandatario cuestionó con una calumniosa insinuación.
Es decir, casi cuatro millones de personas que no existen
y están diseñadas para atacar a quienes, como en cualquier democracia, ejercen
la crítica al poder.
Un ejército de millones de difusores de odio y rencor,
programado por la Presidencia de la República o sus tentáculos para agredir y
desacreditar. ¿Quién polariza en México?
Muy difícil ser propositivos cuando se falsean
deliberadamente los datos de contagios y muertes por coronavirus.
Tres grandes medios de comunicación de influencia
internacional exhibieron la farsa del gobierno de nuestro país con los números
de contagios y muertos por coronavirus: The New York Times, El País y The Wall
Street Journal.
La respuesta no ha sido rectificar, o un púdico lo vamos
a examinar, sino agredir por conducto del vocero designado en la pandemia, Hugo
López-Gatell, que dibujó una conspiración de esos medios en contra del gobierno
mexicano.
Un Presidente preocupado por combatir seriamente los
contagios llamaría a los exsecretarios de Salud para formar un consejo asesor y
empujar todos en la misma dirección.
López Obrador no acepta sugerencias y pasa al ataque,
agrede y falta a la verdad: “No miento, estamos levantando el sector Salud, lo
dejaron en ruinas... con el Seguro Popular no había médicos ni medicinas, y sí
mucha corrupción”.
Imposible omitir que miente. El IMSS se lo entregaron con
números negros y al final del sexenio anterior se le inyectaron 73 mil millones
de pesos en recursos financieros. El Seguro Popular daba cobertura a 54
millones de mexicanos.
En el actual gobierno se recortaron los recursos al
sector Salud, y Pemex perdió en el primer trimestre el equivalente a cuatro
años el presupuesto de la Secretaría de Salud.
Para los médicos, en la conferencia del viernes, el
Presidente tuvo, literalmente, un mensaje de odio: “Antes los médicos sólo
buscaban enriquecerse. Llegaba el paciente y le preguntaban: ¿qué tienes? Me
duele acá, doctor. No, replicaba el doctor, qué tienes de bienes”.
¿Cómo ser propositivos así?
Algunos gobernadores lo han sido, como Alfaro, de
Jalisco, y Rodríguez (El Bronco) en Nuevo León, entre otros.
La respuesta a sus propuestas fue obstaculizarles la
adquisición de pruebas para el Covid-19 y de ventiladores. Les mandaron
material inservible para uso médico y López-Gatell descalificó sus medidas
(como el uso de cubrebocas obligatorio).
Resulta que Jalisco y Nuevo León, a pesar de sus grandes
concentraciones urbanas, están en la parte más baja de la lista de contagios y
muertes por coronavirus. Jalisco, en el 27 de contagios y lugar 30 de
fallecimientos. Nuevo León, en el 22 de contagios y 28 de muertes.
Sucedió lo impensable: El Bronco salió más sensato que
AMLO para enfrentar la pandemia.
En economía los empleadores han sido propositivos y les
dan con la puerta en las narices, una y otra vez.
No responden porque en el sector privado hay una evidente
crisis de liderazgo. Siguen proponiendo y el resultado es el mismo.
El Consejo Coordinador Empresarial organizó una
Conferencia Nacional para la Recuperación Económica que concluyó con 68
propuestas para entregar al Presidente. Les dijo que no los va a recibir, los
mandó con Graciela Márquez, y pasó al ataque:
“No puede ningún grupo imponer sus políticas, (eso)
corresponde al Estado, al gobierno federal”. Así les fue a los propositivos. Si
van a quebrar empresas, que quiebren, respondió el Presidente.
De 68 propuestas, ¿no hay una sola que sirva? ¿Ni una?
Siguió la embestida presidencial: “No habrá rescate para
los potentados... a mí me eligieron para cuidar los dineros del pueblo”.
No hay manera de hacerlo entender que es necesario –como
hacen en otros países– apoyar empresas viables para conservar los empleos y
mantener vivas las cadenas productivas, que están formadas por personas.
Visto con realismo, no es asunto de hacerlo entender. No
cree en la economía mixta.
Entre marzo y abril se perdieron 650 mil empleos.
¿Cuántos se van a perder en mayo? ¿Ochocientos mil?
Los empleadores se han equivocado al no explicar a los
trabajadores recortados que se van a la calle porque el gobierno no apoya la
subsistencia de las empresas.
Si no se ponen en guardia los van a linchar en unos
meses, cuando el hambre apriete.
El gobierno transferirá a los empleadores la culpa de los
desempleados.
Y con un ejército de cuatro millones de personas falsas
en redes, programadas para difundir agresiones y rencor social, no hay manera
de ser propositivos.