Rubén Cortés
Ya no mencionó los 400 mil millones de pesos que decía
tener para enfrentar la crisis, ni que la rifa del avión resolverá el
cataclismo que viene, pero el presidente dijo ayer que “hay dinero en caja y no
tenemos necesidad de pedir créditos”.
Alguien tan informado como el Ejecutivo debe saber
cuántos son y dónde están esos recursos. Nadie más lo sabe. En cambio, lo que
sí se sabe es la caja que recibió este gobierno, y que casi la gastó antes de
que el COVID-19 surgiera hace cinco meses.
Hay que insistir (para que no se olvide) en que el
gobierno anterior le dejó una caja de 300 mil millones de pesos para posibles
contingencias en los ingresos, que se llama (para que no se olvide) Fondo de
Estabilización, del cual quedaba sólo la mitad en enero.
Por cierto que, los ladrones que gobernaron en el sexenio
pasado, recibieron esa caja con 17 mil millones de pesos y, después de robar
tantísimo, todavía les quedó para incrementar hasta 300 mil millones la cifra
entregada a los honestos para que la gastaran.
Las reservas del Banco de México estaban en 173 mil
millones de dólares, las más altas de la historia; mientras la inversión
extranjera, también la más alta de la historia, se encontraba en 192 mil
millones de dólares.
Además, entregaron el gobierno con un aumento de 17 por
ciento del poder adquisitivo del salario, así como cuatro millones de nuevos
empleos formales: el 30 de noviembre de 2018 había 20 millones 457 mil
trabajadores afiliados al IMSS.
Sin embargo, este gobierno cerró el 31 de diciembre de
2019 con 20 millones 421 mil asegurados en el IMSS: no creó ningún empleo y
perdió 36 mil. ¿Mucho? Bueno, del 13 de marzo al 6 de abril se perdieron 346
mil 800 empleos.
La propia secretaria del Trabajo informó en una mañanera
que 150 mil trabajadores se sumaron a la lista de desempleo durante la primera
semana de este mes. Las empresas que tienen de 50 a mil empleados encabezan la
lista de despidos.
Es cierto que la depresión por el COVID-19 afecta a todos
los países. México será, junto con Ecuador, el más dañado del continente, lo
cual se pudo evitar si la 4T hubiera promovido la inversión privada y tirado
menos lana.
Pero hay que creerle a los que saben. Y el mandatario
dice que “hay dinero en caja, no tenemos necesidad de pedir créditos”. Son palabras
que no resuelven la vida de los mexicanos, aunque seguramente le tranquilizan
los nervios.
Y siempre estará el avión presidencial, pues su rifa o su
venta multiplicarán tanto el dinero…
Que no se sabrá qué hacer con tanto dinero.