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Una política miope en el tema feminista


Rubén Cortés

En momentos en que América Latina es recorrida por el eslogan de “La revolución será feminista o no será”, la 4T y sus mascarones de proa mediáticos muestran una miopía política desbordante ante la marcha de mujeres del domingo en el país.

Ayer, el jefe del Ejecutivo pareció otra vez insensible al tema al decir que había olvidado el paro del próximo lunes, acuñado como UnDiaSinMujeres, y calificó de “groseras” a algunas por manifestarse frente a Palacio Nacional.

Junto a esta dinámica en el discurso oficial, un participante en la “mañanera” solicitó a la Unidad de Inteligencia Financiera investigar a quienes impulsan UnDiaSinMujeres, y otro, fuera del recinto, deseó “de todo corazón” que una reportera sea baleada.

El gobierno y su maquinaria de comunicación perdieron definitivamente el contencioso que abrieron con el movimiento feminista por considerar que éste tiene intenciones políticas en su contra, sin tener en cuenta que es un movimiento continental.

Lo peor es que lo que parece una muestra de insensibilidad oficial (y falta de empatía del poder con la causa de las mujeres) se enmarca en una crisis tangible de seguridad para las mujeres en todos los sectores de la vida nacional.

Por ejemplo, sólo en enero pasado, mataron en México a 329 mujeres, a 73 de las cuales les quitaron la vida con saña y vejaciones, que son las características de los asesinatos de mujeres que son tipificados como “feminicidios” por la ley.

Pero, además de las muertes, figura la inseguridad en todos los sentidos, como es el caso de las deportaciones de mujeres mexicanas desde Estados Unidos: en enero pasado fueron mil 970 y en todo 2019 fueron 20 mil 470.

Parece un desatino, pues, que el presidente mencione el calificativo de “groseras” y algunos de sus activistas mediáticos pidan que mujeres que luchan por sus derechos sean investigadas y una periodista sea tiroteada.

Quiere decir que no han entendido que está en marcha un gigantesco movimiento latinoamericano, ante el cual el poder mete la pata constantemente, no sólo en México, pues, en Chile, el presidente se ha conducido de manera errática.

Ayer, Sebastián Piñera consideró que “no es solamente la voluntad de los hombres de abusar, sino también la posición de las mujeres de ser abusadas”. Eso, en un país como Chile, donde la palabra “mujeres” aparece solo una vez en la Constitución.

Resulta entonces que, siendo un tema de órbita continental, el gobierno mexicano muestre la miopía política que le demuestra, cuando debió abrazarlo desde el inicio, con sensibilidad y el entendimiento de que no es su culpa, sino que es algo histórico.

Sobre todo un país en el que matan a 10 mujeres diarias.

Un país crispado por eso.