Carlos Ramírez.
1.- Más allá de la figura presidencial imponiendo la
agenda política cotidiana, el tránsito de la protesta por los pocos
feminicidios –0.05% del total de delitos– a una militancia feminista radical
representa el más importante desafío a la Cuarta Transformación como nueva
correlación de fuerzas sociales, más allá del discurso retórico de 4T.
2.- La agenda feminista está consolidándose como
presencia que podría determinar decisiones del poder, sin que Morena, el PAN,
el PRI o el PRD hayan pensado en buscar articulación de intereses y proyectos.
El PRI abrió espacios a las mujeres desde los setenta, el PAN tuvo una
candidata presidencial y el PRD tomó apenas la bandera feminista vía derechos
de procreación, pero el sistema político pareció rehuir al reconocimiento de
derechos de poder de las mujeres.
3.- Lo que le está faltando a los colectivos feministas
en esta crisis derivada de problemas de seguridad para las mujeres es una
propuesta definida no por reglas de seguridad y castigos a los delitos de
género, sino una ley que determine las nuevas funciones conquistadas por las
mujeres. En pocas palabras, se debe trabajar una ley feminista de igualdad de
poder.
4.- Los colectivos feministas han demostrado capacidad de
convocatoria para marchas y las protestas derivan en violencia de hartazgo ante
las autoridades pertenecientes a los cuatro principales partidos políticos. Lo
que las mujeres quieren no es sólo tener acceso al poder en igualdad de
condiciones y circunstancias, sino un enfoque de género en el ejercicio del
poder.
5.- Las mujeres que han llegado a posiciones top de
gobiernos han tenido un comportamiento masculino en el ejercicio de la
autoridad. Se nota en el enfoque de la secretaria de Gobernación como
responsable del poder como hegemonía masculina y en el lenguaje machista de la
jefa de gobierno de Ciudad de México.
6.- Los colectivos feministas se han quedado en la mera
protesta de choque como una forma de sacudir al sistema político machista. Las
formas violentas de protesta ya centraron la problemática femenina como una
agenda pendiente, pero ahora falta llevar las quejas a instauraciones y
ordenanzas que consoliden en el régimen jurídico el papel activo de la mujer
como agente productivo, político y social.
7.- Los veteranos cuadros feministas han sido rebasados
por el entusiasmo festivo y agresivo de las mujeres anarquistas, sólo que estos
comportamientos radicales han sido asumidos con enfoques machistas que no
aceptan que las mujeres también tienen límites en su paciencia. Hay tolerancia
hasta el absurdo con los comportamientos violentos de los maestros de la CNTE,
pero en los medios se llenan de quejas por los vidrios rotos por mujeres
radicales.
8.- De no haber sido por los excesos de los colectivos
feministas identificados como anarquistas, la realidad de la explotación
femenina no hubiera sido visible. Por eso resulta extraño que los viejos
colectivos feministas insistan en la tolerancia pasiva y antifuria de las
mujeres para seguir su lucha en temas específicos –aborto, homosexualidad,
libertad sexual– en los espacios culturales, como si viviéramos en los setenta
de Simone de Boudoir, olvidado que esta intelectual feminista afirmó que la
mujer se hace, no nace.
9.- La lucha feminista es una expresión colateral de la
lucha de clases. La marginación, limitación y segregación de las mujeres ha
sido, es cierto, por género, pero en función de los márgenes de funcionamiento
del sistema productivo en dos clases, los trabajadores y los patrones. En los
hechos, las mujeres son asumidas como trabajadoras explotadas, no como clase
propietaria. En el hogar y en la sociedad, el hombre es el patrón y la mujer el
proletariado.
10.- La actual ola feminista es una expresión de la toma
de conciencia de la mujer de su papel productivo en la sociedad. Los colectivos
feministas de lucha tipo las anarquistas representan una forma de
desenajenación de los papeles estamentales asignados por una sociedad machista.
En los escenarios productivos, políticos, de clase y familiares, la mujer está
tomando conciencia de una nueva igualdad de género. Y la violencia es un
sacudimiento radical ante los comportamientos concesionistas de los hombres del
poder. Esto se nota con claridad hoy en las mujeres en estructuras masculinas
del poder: son la cortada para mantener la estructura de dominación del
machismo político.
11.- La protesta de este domingo y lunes debe llevar a
propuestas de reforma de sistema/régimen/Estado que la transición light agotó
sólo en la alternancia de una misma élite política y conducir a algo que
pudiera llamarse, al menos de manera coyuntural por la resistencia machista
disfrazada de concesionismo displicente, el poder de género. La violencia, ya
se sabe, es el motor de la historia.
12.- El feminismo es la posmodernidad del sistema
priísta-panista-morenista.
Ingenuidad panista. La bancada del PAN en el Senado se
exhibió con el asunto del micrófono encontrado en sus oficinas. El error fue
arrancar el micrófono y romper el perfil del escenario del delito. O se trató de
una pantomima sin sentido y sin capitalización o los abogados de la bancada no
saben de procedimientos jurídicos. Al politizar esos cables, demeritaron la
investigación. O fueron ingenuos o fueron torpes. Y luego le endosaron el
asunto al líder de la bancada de Morena Ricardo Monreal como para revelar sus
intenciones.
Política para dummies: La política es a veces un tratamiento de shock de la realidad.
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