Rubén Cortés.
El mensaje del Estado corre riesgo de parecer vengativo y
frívolo: echa a una eminencia médica, y aprueba una ley sobre dermatitis
atópica, en momentos en que pacientes con cáncer toman la calle para que no les
retiren los recursos públicos de su tratamiento.
Miguel Ángel Celis, uno de los mejores cirujanos de
cerebro en el mundo, ha sido destituido como Director General del Instituto
Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, luego de expresar
objeciones para unirse al Insabi.
Sin embargo, la razón oficial para correrlo es que, desde
el año pasado, el gobierno sabía que el doctor era un fichita que drenaba el
líquido del cerebro de los pacientes con una técnica desautorizada para
emplearse en seres humanos. ¡Un monstruo!
¿Entonces, por qué se esperaron un año para correrlo?
Y, en pleno febrero, en medio de protestas e intentos de
bloqueo del aeropuerto de la Ciudad de México por desabasto de medicinas en
hospitales públicos, el Senado ha aprobado con 102 votos declarar el 27 de…
noviembre, el día de una erupción en la piel.
Con su premura a tratar un tema importante para la piel,
por delante de las condenas a muerte que significan la falta de medicinas para
enfermos terminales, los senadores pasan por frívolos: o sea, que no se
comprometen con la realidad.
¿No pudieron esperarse a octubre para legislar la
declaración de un día nacional que se celebrará en noviembre?
El caso del doctor Celis consiste en lo siguiente: dijo
que al Hospital de Neurología no le alcanzaba el presupuesto que le otorga el
Estado para unirse al Insabi, a menos que el hospital fuera subsidiado, pues
ahora cobra según la economía del paciente.
Porque el Hospital de Neurología, hay que saberlo, es un
organismo público descentralizado, por lo cual tiene autonomía orgánica y
técnica, así como una relación de tutela especial en relación con la
administración pública federal.
Como sea, tras la postura del doctor (quien dirigía el
hospital desde 2007) le apareció desde el gobierno una cascada de
irregularidades, que va desde “ilícitos” hasta “corruptelas”, pasando por
“falsificación de expedientes”.
Incluso, le revivió una situación de ¡2006!, acerca de
que la Comisión Nacional de Arbitraje Médico emitió un dictamen en el que lo
responsabilizó de negligencia médica, tras la muerte de un paciente por crisis
de epilepsia.
Y hasta de plagiar investigaciones del personal del
Instituto Nacional de Antropología e Historia, porque el doctor Celis habría
utilizado estudios en restos óseos prehispánicos de forma indebida. Un poco
más, y la eminencia resulta vampiro.
Pero el veredicto inapelable llegó del jefe del
Ejecutivo: “Es una eminencia, pero para su beneficio”.
Eso tumba más rápido que drenar el cerebro de pacientes
con técnicas desautorizadas.