Rubén Cortés.-
El pecado original de la 4T es que no es original. Es
chavismo a pulso, como en su plan de reducir el dinero del Estado a los
partidos políticos: Chávez eliminó enseguida en Venezuela el financiamiento
público a los partidos. Igual que Evo Morales en Bolivia.
La iniciativa de Morena plantea quitarles 50 por ciento
para ahorrar dinero, aun con el riesgo de abrir una puerta falsa a que los
partidos obtengan dinero de donde puedan, lo cual obligaría al Estado a gastar
más dinero en instalar sistemas de contraloría y vigilancia. Más caro el caldo…
Es una reforma constitucional que forma parte de una poderosa telaraña con la cual la 4T está enredando la estructura institucional de la democracia mexicana, que incluye al INE, con la anticipación de la salida de su actual consejero presidente en 2020.
Se conoce la desfavorable opinión del presidente sobre el
INE y sobre su titular, Lorenzo Córdova.
Sobre el INE: “Los consejeros están maiceados por la
mafia del poder, ganan sueldos muy altos”.
Sobre Lorenzo Córdova: “Los hijos de los hombres sabios y
famosos no son tan inteligentes como ellos piensan, ni tan tontos como opina el
vecino. Es muy común que casi todos terminen convertidos en niños mimados,
descoloridos y acomodaticios”.
Sin embargo, a Morena y al mandatario siempre les fue
bien con este INE encabezado por Lorenzo Córdova, a pesar de que hicieron
campaña anticipada para 2018 y jamás fueron tocados con el pétalo de una multa,
salvo la revocada por el TRIFE por hacer depósitos de 44 millones en efectivo.
Morena y su candidato basaron su triunfo en el
financiamiento público de 649 millones de pesos que recibió para tres meses de
campaña electoral, y en un fideicomiso al que ingresó 78.8 millones de pesos en
efectivo, 44 millones en cheques de caja, 14.7 millones en transferencias 19.7
en SPEI.
El triunfo de Morena y de su abanderado no habría sido
posible sin la inversión que el Estado hizo en el partido: inversión que ahora,
desde el poder, no quieren para sus competidores electorales, ni tampoco para
sus aliados, porque… un día pueden dejar de serlo.
Aunque sí es desproporcionado el dinero que reciben los
partidos (seis mil millones en relación con su transparencia y su
financiamiento, según el INAI). Por ejemplo, hasta 2018, PRI obtenía 86.85
puntos en transparencia y recibía mil 689 millones, y Morena, 8.94 puntos y 649
millones.
Por eso, más que reducción, lo que debe estructurar el
Congreso es un sistema serio de fiscalización a cargo del Estado y de la
sociedad civil, porque a fin de cuentas el dinero que usan los partidos procede
de nuestros impuestos.
Se trata, entonces, de cuidar nuestro dinero.