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Diosdado Cabello, dueño del circo


¿Maduro o Cabello? ¿O quizás ninguno de los dos? Para solucionar el caso venezolano, hay que identificar al ideólogo del horror

Luis Manuel Aguana.-


El mundo se enteró de la noticia a través de la agencia internacional de noticias The Associated Press: la administración de Donald Trump decidió negociar directamente con el dueño del circo, Diosdado Cabello.

Efectivamente, desde Bogotá, el periodista Joshua Goodman hace referencia a meses de conversaciones secretas del gobierno de Trump con Diosdado Cabello, con la anuencia de Nicolás Maduro.

«Cabello no quiso hablar sobre ningún detalle de la reunión, y en un momento dado dijo que se trataba de una mentira, una manipulación. Pero también señaló que él ha estado dispuesto desde hace tiempo a hablar con quien sea, siempre y cuando cualquier conversación se lleve a cabo con la aprobación de Maduro. Agregó que solo se reuniría con los que dijo son los propietarios del circo, una aparente referencia a Estados Unidos», afirmó el intermediario de Cabello cuya identidad no fue revelada. 
Llama la atención la referencia del circo porque habría que ver quién es el que esta realmente hablando con el dueño, si Cabello o Trump. Y dado el actual estado de cosas no es difícil pensar cuál es el circo en cuestión. Trump esta hablando con el dueño del circo venezolano, no al revés. ¿Y por qué?

Los Estados Unidos aprobaron la línea de actuación de los partidos del G4 el 30 de abril de 2019, confirmado por el mismo Elliot Abrams en una fórmula de confianza ciega dada a la oposición oficial, lo que muestra que los Estados Unidos sabían lo que estaban haciendo.

Maduro y Diosdado
Sin embargo, Cabello no era parte de esos «funcionarios de alto rango» mencionados por Abrams, y antes del 30 de abril, el gobierno y Diosdado ya estaban enterados de la maniobra de López-Guaidó, debido a la estructura de sapeo pagada por el régimen, lo que hizo abortar el plan opositor con los resultados que todos conocemos.

Habiendo escarmentado con dos actuaciones fallidas de la oposición oficial, los Estados Unidos se aprestaron entonces a conversar con el dueño del circo (es decir, no con los payasos con los que contaba Guaidó para el 30 de abril) a efectos de desmontar lo que haga falta para que Maduro salga del poder y comience una transición.

Tengo la teoría de que no lo lograrán y ojalá me equivoque. No es posible a través de una negociación salirse de una estructura criminal como la que domina Venezuela, que está en las manos de fuerzas que van mas allá de una sola persona, por más dueño del circo que se pretenda ser. Es verdad que Diosdado Cabello podría ser ese dueño, pero las fuerzas que lo mueven son mucho más poderosas. Veamos.

De acuerdo a Joseph Humire, experto en seguridad y amenaza transnacional y director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura en los Estados Unidos, en Venezuela existe una confluencia de grupos asociados al terrorismo.

En una reciente entrevista con Idania Chirinos en NTN24, el experto  indicaba que «el concepto que se maneja en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que se está volviendo mucho más como doctrina, es la convergencia. Esto es, la convergencia de grupos de terrorismo internacional con grupos de crimen organizado transnacional. Y lo que pasa es que la comunidad analítica pensaba que no se iban a unir porque tienen objetivos distintos, y aunque no tienen los mismos objetivos estratégicos, sí tienen la misma logística y eso es lo que aprendimos en todo este tiempo. Las bases logísticas son las bases de la convergencia, y es lo que los une, y hay ciertos países en el mundo donde son los centros de convergencia. Venezuela es uno de ellos. En Venezuela encuentran la misma logística, la misma cobertura y protección de Estado, que les ayuda para traficar, lavar y hacer todas sus actividades ilicitas tanto como su planificacion para el terrorismo internacional».

Estos grupos criminales en convergencia terrorista (como las FARC, el ELN, Hezbolá, Hamas) y de narcotráfico internacional como el Cartel de los Soles, sumados al interés de supervivencia de Cuba y la presencia con sentido estrategico de Rusia, China, Irán, Turquía, hacen que sea imposible que un dueño de circo comprometa con su sola decisión los intereses de todos esos grupos en el país.

En una entrevista dada a Voz de América, John Bolton expresaba en relación a la presencia cubana en nuestro país: «deberían dejar de intervenir en los asuntos internos de Venezuela. La oposición estima de que hay entre 20 y 25 000 cubanos en Venezuela, entre funcionarios paramilitares y militares. Puede que no usen uniformes, pero no están simplemente para apoyar al régimen de Maduro, sino para dirigirlo, y haría esta predicción: si esos 20 a 25 000 cubanos se fueran a casa hoy al mediodia, a medianoche Maduro ya no estaría en el poder».

Entonces, ¿sería posible que alguien pueda negociar por sí solo ese botín que se llama Venezuela, que ya han capturado muchos grupos con distintos intereses? Venezuela es un caso único e inédito, al que no se le puede aplicar cualquier cosa que haya funcionado en otro lugar en el pasado. Los Estados Unidos no pueden ni deben cometer el mismo error del 23 de febrero y del 30 de abril. Venezuela está en poder de muchas manos criminales y de grupos políticos con intereses muy definidos.

Si lo que dice Bolton es cierto (y tenemos razones para creer que lo es), la negociación de nuestro país no es con Diosdado, sino con Raúl Castro en Cuba, como dueño del circo. Dado que ese parásito nunca soltará nuestro país, porque de ello depende su vida, más les vale a los norteamericanos, si realmente nos desean ayudar, apelar a la autorización del pueblo de Venezuela para proceder a acabar con esa convergencia que nos está matando. Cualquier otra acción es seguir buscando dueños que no existen, porque el único y verdadero dueño de este circo es el soberano pueblo de Venezuela.