Vanessa Vallejo/ PanamPost
Por estos días algunos libertarios han concentrado sus
fuerzas en atacar a la religión, aseguran que el cristianismo es enemigo de las
sociedades libres, y algunos incluso se atreven a decir que Jesús era
socialista y que para ser realmente libre hay que ser ateo.
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En México, España, Cuba, Rusia, ahí donde ha llegado el socialismo, los creyentes han sido perseguidos (Autorizada a PanAm Post) |
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¿No se han preguntado los libertarios que odian el
cristianismo por qué, no solo ahora sino históricamente, el socialismo ha
atacado la religión?
La respuesta es clara pero algunos no quieren verla. La
religión, el cristianismo, la iglesia como institución, es una barrera entre el
individuo y el Estado, es un muro de contención frente al socialismo. La
izquierda sabe esto hace mucho, por eso, al igual que para los libertarios
confundidos, la religión es su enemigo. Tremendo favor le hacen algunos
liberales a la izquierda…
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Los diez mandamientos, practicados por católicos,
evangélicos y judíos, le impiden a un creyente de verdad, practicante de la
sana doctrina, ser socialista. Dios prohíbe robar, matar, envidiar, odiar,
mentir; y para implantar el socialismo es necesario hacer todo eso.
Dios también castiga la pereza, es un pecado y el Dios de
Abraham exige a los hombres trabajar.
En segunda de Tesalonicenses 3 se lee:
«Si alguno no
quiere trabajar, tampoco coma.
Porque oímos que
algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino
entremetiéndose en lo ajeno.
A los tales
mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando
sosegadamente, coman su propio pan.»
Uno de los yernos de Karl Marx, Paul Lafargue, escribió un
ensayo titulado «El derecho a la pereza» en donde endiosa al perezoso y asegura
que el Estado debe encargarse de los individuos para que ellos disfrutar de su
derecho a la pereza.
A los socialistas les convienen los hombres perezosos, no
los hombres creyentes, esforzados y virtuosos que consideran la pereza un
pecado.
Pero, además, para un creyente Dios es todo y todo viene de
él. El socialismo necesita que la gente crea que el Estado lo es todo. Mientras
que para el creyente la frase es: «Dios proveerá», para el socialista la frase
es: «el Estado proveerá».
«Buscad primero el reino de Dios y todo lo demás vendrá por
añadidura», los creyentes trabajamos y nos esforzamos porque así lo manda Dios,
sabemos que todo viene de él. El socialismo pretende que la gente no crea en un
Dios, porque debe creer que la comida y todo lo que necesita para sobrevivir
viene del Estado.
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Los creyentes son un estorbo para los socialistas, la
izquierda necesita personas débiles, que se sientan solas y quieran ser
protegidas por papá Estado. La fortaleza que da la religión, la independencia y
la forma de vida de los creyentes son un muro contra el socialismo. Un
cristiano no vota por un político para que le asegure su vida, su seguridad
está en Dios.
Una sociedad atea es un campo fértil para el socialismo. La
izquierda quiere gente débil, sola y desamparada para ofrecerle un Estado
protector. Si llega la enfermedad, no es Dios quien ayudará, ¡no existe!, en
cambio, el Estado dará salud «gratis». Si se acaba el trabajo, Dios Estado se
encargará de proveer comida y de educar a los niños. Tampoco son necesarios los
10 mandamientos o leer la Biblia, el Estado dará los mandamientos y dirá qué es
lo correcto.
Los socialistas se comportan como una religión en la que el
Dios es el Estado, es quien provee y protege de la incertidumbre de un mundo
sin el Dios de Abraham.
Lo mismo ocurre con la familia. Una amiga cubana que vive
en Estados Unidos, y que tuvo que sufrir en carne propia los horrores del
socialismo, me contaba hace poco los problemas que tienen sus hijos en el
colegio por decir abiertamente que quieren que Trump sea reelegido. Sus niños,
a pesar de lo que dicen los profesores y los compañeros, están bien educados,
les han contado lo que se sufre en el socialismo. Es muy difícil para la
izquierda pervertir a una persona a la que desde pequeña su familia le ha
explicado que el socialismo es muerte.
De otro lado, igual que ocurre con un hombre sin Dios, en
la mayoría de los casos un hombre sin familia es también presa fácil para el
socialismo. Quien no tiene una red de apoyo, aquel que no sabe a quién pedir
ayuda en el momento de la desgracia, será más fácil de convencer de que el
Estado debe cubrir todas las necesidades.
Esos ancianos que no tienen hijos y que temen quedar sin
dinero en su vejez, votarán fácilmente al político que les ofrezca ayuda. Esos
jóvenes que no tienen padres que los apoyen económicamente y moralmente,
votarán al que prometa educación gratis. Los enfermos sin familia querrán a
quien asegure salud.
Una persona débil en su espíritu, que se sienta sola y
abandonada, que no tenga un Dios o no cuente con una red de apoyo «en las
buenas y en las malas», será presa fácil para los socialistas.
En la Unión Soviética Stalin llevó a cabo toda una campaña
para incentivar a los hijos a denunciar a sus padres cuando se «desviaran de la
línea». Esos niños eran tratados como héroes, condecorados y exaltados ante
toda la población. Hay decenas de historias de aquella época de niños que
denunciaban a su familia. Si la denuncia era cierta o falsa, eso no importaba,
el objetivo principal tenía que ver con destruir la familia, destruir la red de
apoyo, lograr que no se pudiera confiar en nadie, ni siquiera en su propia
sangre. Amarás al Dios estado sobre todas las cosas…
Hoy la izquierda ha encontrado formas más disimuladas de
destruir las familias. Pero la idea no es nueva, desde hace mucho entienden que
necesitan al hombre solo, sin barreras entre el individuo y el Estado.
Respecto a la religión, la cuestión también es antigua y
los ataques son ampliamente conocidos. Alrededor de 80 mártires del comunismo
han sido beatificados por la iglesia católica. Este número es pequeño comparado
con los cientos de mártires de los que tiene registro la iglesia.
Los ortodoxos en Rusia han beatificado ya a 2.000 personas.
Según cifras oficiales del gobierno ruso, 45.000 templos ortodoxos fueron
destruidos y aproximadamente 200,000 sacerdotes, monjes y monjas cristianos
fueron asesinados en la Unión Soviética entre 1917 y 1985.
En la Unión Soviética, durante la Revolución Mexicana, en
la Guerra Civil de España, en la Cuba castrista, muchos murieron solo por decir
que creían en Cristo.
Ahí donde ha tenido «éxito» el socialismo, se ha perseguido
a la religión, se la ha degradado y se ha señalado a los creyentes. La
izquierda tiene claro que una sociedad de verdad creyente y practicante es
imposible de corromper.
Hoy, muchos liberales confundidos atacan la religión y atacan
la fundamental institución de la familia, comparten enemigo con la izquierda,
están, parece que sin saberlo, del lado de los malos.