Pablo Hiriart.-
La imagen de soldados mexicanos correteando niños y
mujeres junto al río fronterizo para apresarlos debe haberle gustado mucho al
señor Trump, pero es una vergüenza nacional a internacional.
México no es así. Nuestro Ejército nunca ha sido así.
¿Qué pasó?
El gobierno mexicano, a través de sus más altas
autoridades, invitaron a los ciudadanos centroamericanos a cruzar sin problemas
por México para llegar a Estados Unidos.
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AMLO con migrantes mexicanos. Foto internet. |
¿Nadie va a renunciar en la Secretaría de Gobernación por
esa irresponsabilidad para con el país?
Las máximas autoridades de Gobernación pronunciaron
discursos en Chiapas dando la bienvenida, en nombre del Presidente de la
República, a las caravanas de migrantes.
Les ofrecieron de todo.
¿No hay un poco de seriedad como para presentar la
renuncia o exigirla?
Lo mismo dan discursos de bienvenida a los flujos de
ilegales, que defienden las pesquisas del Ejército contra esos ilegales que
recibieron con los brazos abiertos.
De la misma manera en que condenaban a Trump por separar
a padres e hijos, ahora usan a nuestras Fuerzas Armadas para hacer lo mismo.
¿No hay un poquito de congruencia para renunciar?
¿Nada?
Creyeron que gobernar era sencillo y cada quien hacía
demagogia a su manera con los flujos de migrantes centroamericanos.
Se les dieron todo tipo de garantías a los migrantes:
brazaletes a manera de charola, visas humanitarias, paso libre sin papel
alguno, albergues, transportación, alimentos, dinero y, en caso de que se
dificultara el cruce, trabajo y hospedaje.
Trabajarían y tendrían ingresos hasta que la Patrulla
Fronteriza se descuidara y pasaran.
De haber continuado con ese populismo migratorio, hoy
estarían cruzando por territorio mexicano un millón de centroamericanos,
informó ayer el Comisionado del Instituto Nacional de Migración, en entrevista
con El Financiero.
Donald Trump estalló contra nosotros y nos puso un pie en
el cuello.
El gobierno mexicano tuvo que retroceder en su política
de alentar la migración ilegal y nos vimos impelidos a ser el muro que quería
Trump.
Le salió gratis y lo hicimos nosotros, con nuestras
Fuerzas Armadas.
A pesar de la reacción del gobierno mexicano y su giro de
180 grados sobre el tema, la voz de que aquí se puede cruzar sin problemas ni
papeles ya se corrió y el flujo de indocumentados sigue.
“No habrá recursos que alcancen para el desafío que se
viene con la situación de los refugiados en el país”, dice Andrés Silva,
titular de la Comisión Nacional de Refugiados a la reportera Susana Guzmán, de
esta casa editorial.
La Secretaría de la Defensa Nacional tiene 21 mil 500
soldados que colaboran en tareas de migración, de los cuales 15 mil están en la
frontera norte para perseguir y detener a centroamericanos que van a Estados
Unidos
Es una desgracia tener a esos militares –más la Guardia
Nacional– en tareas de patrullas de Estados Unidos en territorio mexicano
contra mujeres y niños.
La vergüenza es mayúscula. Y hay responsables.
Son culpables los que alentaron a los centroamericanos a
venir a México para cruzar a Estados Unidos.
Y no renuncian ni nadie les pide que dejen el cargo por
su irresponsabilidad.
Lo aguantan todo: aplauden a la caravana de migrantes
ilegales.
Cuando se nos vienen las consecuencias encima, vuelven a
aplaudir si se persigue a los ilegales.
¿Con qué cara vamos a defender los derechos humanos de
nuestros ilegales en Estados Unidos, cuando nosotros perseguimos con el
Ejército a familias de indocumentados y separamos a padres e hijos en
territorio mexicano?
Hay culpables de esta desgracia nacional, pero siguen en
sus puestos como si nada hubiera sucedido.
Empañan la labor del Ejército.
Abrazan gente a la que luego persiguen como delincuentes.
Y no sienten el más mínimo rubor ante sus contradicciones
que dañan al país que tienen la responsabilidad de gobernar.