Ricardo Alemán.-
Para muchos, la esgrima entre Jorge Ramos y el presidente
Obrador fue el mejor ejemplo de la batalla entre un buen periodista
–independiente, audaz, crítico y bien informado–, y un presidente en total
decadencia, sin más armas y argumentos que el trillado emblema del
autoritarismo; “tengo otros datos”.
Para otros, se trató de una paliza del periodista
avecindado en Miami, que lo mismo pelea con López Obrador que con presidentes
como Trump y dictadores como Nicolás Maduro. Por eso, los mexicanos de esta segunda
categoría llevaron a Jorge Ramos a la calidad “de Héroe”, por apalear a un
atolondrado López Obrador.
Sin embargo, para una minoría –entre la que se encuentra
el autor de este espacio–, lo que vimos en la mañanera del pasado viernes no es
más que un triste espectáculo de circo, pactado entre el periodista y torpes
operadores del gobierno de Obrador, quienes de inmediato debieron haber sido echados
de sus puestos. ¿Por qué?
Porque sin necesidad expusieron al presidente mexicano al
peor de los ridículos, en cadena nacional, cuando apenas lleva cuatro meses de
gestión.
¿Y por qué fue un circo el choque entre Obrador Jorge
Ramos?
1.- Una premisa central del periodismo es que no hay
periodismo cuando el periodista es la noticia. Y la noticia de la escaramuza
del viernes fue Jorge Ramos, no lo que dijo el presidente.
2.- En rigor, vimos al presidente de siempre y al
periodista de todo el tiempo. La diferencia y el contraste, en todo caso, fue
el ridículo que todos los días hacen los periodistas mexicanos; timoratos,
temerosos y sin talento.
3.- Además, no debemos olvidar que Jorge Ramos es un
periodista “de casa”; de los que llamaron a votar por AMLO y se prestaron a
crear la especie de que Peña Nieto era el peor presidente y Obrador era el
mejor candidato.
4.- Para los que no saben, Jorge Ramos pacta entrevistas
y el respectivo cuestionario. Luego, sobre la marcha, deja el guion y hace caer
al entrevistado. Eso pasó con el dictador Maduro quien, por lo mismo, abandonó
la entrevista.
5.- Y si dudan que Jorge Ramos es o era un periodista “de
casa” para AMLO, vale recordar que el presidente nunca lo metió al saco de “la
prensa fifí”, como moteja a sus críticos.
6.- También debemos recordar que Jorge Ramos es empleado
de Univisión, filial de Televisa en Estados Unidos. Y nadie debe olvidar que
Televisa es el principal aliado del gobierno de AMLO y que recientemente, en
secreto, se reunieron el presidente Obrador y Jared Kushner –yerno de Trump–,
en la casa de Bernardo Gómez, el número dos de Televisa.
7.- Y aquí es donde aparece la prueba contundente de que
fue un circo la participación de Ramos en la mañanera de AMLO, del pasado
viernes; circo que se salió de control para el gobierno mexicano cuando el
presidente fue incapaz de sumar y restar.
8.- Y es que la pregunta clave para un periodista como
Jorge Ramos, no era lo que todos conocemos –el sexenio más violento–, sino que
“la pregunta” era sobre el pacto secreto entre AMLO y Trump en la casa del 2 de
Televisa.
9.- ¿Por qué el audaz, crítico, independiente y bien
informado, Jorge Ramos, no hizo la pregunta clave? ¿No es de risa loca que el
periodista del momento haya olvidado la pregunta más importante para los
gobiernos de México y Estados Unidos?
10.- No, que nadie se equivoque, el choque entre Jorge
Ramos y el presidente Obrador no fue una confrontación espontánea entre un
periodista crítico y un aprendiz de dictador. En realidad fue un circo en donde
el maromero cayó al vacío sin red de protección.
¿Hasta cuándo la torpeza de los operadores presidenciales
seguirá exponiendo al presidente al escándalo público? ¿Hasta cuándo el engaño
de periodistas a modo?
Al tiempo.