La fobia social, o trastorno de ansiedad social, se
caracteriza por un miedo intenso y persis-tente en respuesta a ciertas
situaciones sociales o actuaciones en público en las cuales la per-sona se ve
expuesta a gente desconocida o al posible escrutinio por parte de los demás. La
persona teme ser observada, actuar de un modo que sea humillante o embarazoso o
mostrar síntomas de ansiedad con resultados similares de humillación o
embarazo. Las situaciones sociales o actuacio-nes en público temidas se evitan
o se soportan con una ansiedad o malestar intensos. La fobia interfiere
marcadamente en la vida de la persona o produce un malestar clínicamente
significati-vo. Si no fuera así, sólo podríamos hablar de ansiedad social o
timidez: malestar e inhibición más o menos generalizada en presencia de otras
personas, pero con un grado mucho menor de evita-ción e interferencia que en la
fobia social y con un curso menos crónico.
Datos señalados de la organización Mundial de la salud
(OMS).
TESTIMONIO
Desde niño sentí miedo a convivir con la gente, recuerdo
que cuando las personas llegaban a la casa me escondía para no hablar con
ellos, también los primeros días que asistí a la escuela lloré porque sentía
temor a los demás niños, pensaba que iban a agredirme o a burlarse de mí, por
lo que prefería estar callado y apartado, atrás del salón de clase, siempre
buscando no ser observado, prefería que pensaran que no sabía o que no le había
entendido a la clase, antes que hablar, mientras los otros niños preguntaban
sus dudas, veía como participaban, algo que siempre se me dificultó hacer, la
consecuencia de todo esto era ser un niño desintegrado y triste, pues no tenía
animo de platicar con nadie solo quería estar solo.
Cuando tuve la necesidad de radicar en la ciudad para
continuar con mis estudios, me puse mal de solo imaginar que iba a encontrar
mucha gente, sentía pánico, al grado de llegar a enfadarme con mis padres
porque tenían que cumplir sus caprichos, ya que ellos deseaban que estudiara.
En algunas ocasiones tenía que hablar frente al público, eso me ponía nervioso,
me sentía observado e inmediatamente empezaba a tartamudear, pronunciaba mal
las palabras, las manos me sudaban, las piernas me temblaban y lo peor es que
las personas se daban cuenta de que estaba nervioso, en ese momento deseaba
morirme, huir del lugar.
Llego el día en que ya no pude controlar mis miedos, empecé a dejar de hacer algunas
cosas como desertar de la universidad porque ya no me sentía a gusto, me sentía
inferior al lado de mis compañeros, ya no me atrevía a exponer un tema en la
clase porque sentía pánico al hablar; en
el trabajo tampoco sentía confianza, creía que en cualquier momento iba a
cometer un error y mis patrones se iban a dar cuenta, se molestarían y me
despedirían del trabajo, dejé de asistir a diferentes lugares como las
asambleas de la colonia para no hablar, dejé de asistir a fiestas, ya no
participaba con mis amigos en el deporte como basquetbol y futbol, que son
deportes que siempre me han gustado, pero no me sentía con la capacidad de
participar, el evitar muchas actividades hacían que terminara frustrado, todo
esto ocasionó que poco a poco me quedara solo, llegó el día que ya no sentía la
alegría de vivir, comencé a odiar la vida que tenía.
Cuando llego al Movimiento Buena Voluntad 24 hrs de
Neuróticos Anónimos tenía muchos problemas con mis familiares por mi apatía y
desintegración, también presentaba malestares físicos como no poder ingerir
alimentos, sufrir de insomnio, tener miedo a situaciones que aún no ocurría
pero que ya las imaginaba. Me di la oportunidad de asistir a la terapia y
participar en el programa que se lleva a cabo en la agrupación, no pensé que
esto me fuera a ayudar a hablar frente a los demás y a dejar de sentir tanto
miedo como lo sentía antes, ya que va enfocado a superar los problemas que tenemos, ahí poco a
poco empecé a recuperar la confianza, hoy realizo actividades que había dejado,
puedo hablar normalmente frente a otras personas y sobre todo mejoró mi
relación familiar, y con ello mi tranquilidad y salud.
Anónimo
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