Ramundo Rivapalacio.-
El testimonio de Luis
Zambada, El Rey, en el segundo día del juicio en contra de Joaquín El Chapo
Guzmán, está lleno de cargas nucleares. Como testigo de la Fiscalía contra
quien fue su socio durante lustros, reconoció en la Corte Federal de Brooklyn
cómo controló durante casi toda la primera década de este siglo, el Aeropuerto
Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México, mediante el pago de
sobornos a funcionarios de la PGR y de la Policía de Caminos. No lo reveló
Zambada, hermano del líder del Cártel del Pacífico, Ismael El Mayo Zambada,
pero su testimonio, si se quiere llegar al fondo de lo que dijo, podría llegar
a tocar a los ex procuradores Eduardo Medina Mora, actualmente ministro de la
Suprema Corte de Justicia, y a Marisela Morales, que recientemente presentó su
renuncia como cónsul en Milán.

Garay le ganó la carrera a
Zambada, y encabezó el operativo que lo detuvo. Las intercepciones de su
teléfono mostraron que El Rey pidió, en el momento del enfrentamiento con los
federales. que lo rescatara Édgar Bayardo, un mando medio en la Policía Federal
que recibía 25 mil dólares mensuales del Cártel del Pacífico por protección.
Bayardo no pudo hacer nada porque Garay y su equipo actuaron con mayor
velocidad e impidieron que intercediera por Zambada. Una semana después,
Bayardo fue detenido por su presunta vinculación con la organización criminal.
Bayardo se convirtió en
testigo protegido de la PGR y le reportaba directamente a Medina Mora. El
entonces procurador y Morales, quien en ese entonces era subprocuradora para
Investigaciones Especiales contra la Delincuencia Organizada, utilizaron a
Bayardo para que declara contra Garay y lo inculpara de estar ligado a El Rey
Zambada. La PGR lo detuvo por esa declaración en diciembre de ese año, hasta
que cuatro años después, un juez lo exoneró por falta de pruebas. Bayardo
corrió con diferente suerte. El 1 de diciembre de 2009, todavía como testigo
protegido bajo el manto de Medina Mora, fue asesinado en un Starbucks en la
colonia del Valle. Un mes antes, había aparecido muerto –dijeron que fue
suicidio-, el hijo de El Rey Zambada.
Eran ajustes de cuentas
contra Zambada, que formaba parte de algo más grande, la implosión en el Cártel
del Pacífico, que comenzó cuando los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva,
que trabajaban para El Rey Zambada, rompieron con él y con el resto de los
líderes criminales, incluido Guzmán, a quienes acusaron de haber delatado a su
hermano Alfredo, El Mochomo, detenido en Hermosillo en enero de 2008. Los
Beltrán Leyva arrebataron al Cártel del Pacífico el control del aeropuerto y
todo el lucrativo corredor del trasiego de drogas sintéticas y cocaína que
cruzaba Morelos y Guerrero. Aquella guerra tuvo su pico en mayo de ese año,
cuando en un solo fin de semana hubo más de 60 asesinatos de miembros y
familiares del Cártel del Pacífico, adjudicados a los Beltrán Leyva.
Esa escisión redefinió los
territorios y las batallas de las organizaciones criminales en México, y tras
la captura de Zambada, los Beltrán Leyva, que tenían alto poder de fuego, se
quedaron con la plaza. De ellos nacieron Guerreros Unidos y Los Rojos, y el
fortalecimiento de Los Zetas, sus enemigos históricos con quienes se aliaron
para enfrentar al Cártel del Pacífico. El Chapo nunca rompió con El Mayo
Zambada, quien lo protegió y financió durante muchos de sus años en fuga, pero
su hermano y sus sobrinos son ahora testigos de los fiscales en Estados Unidos.
La implosión en el Cártel
del Pacífico alteró también las redes de protección institucional que recibía a
nivel federal y estatal. Dentro de la cadena de detenidos a finales de 2008,
tras la captura de El Rey Zambada, estuvo Javier Herrera Valles, ex comisionado
de la Policía Federal, que había salido de la Policía de Caminos. Herrera
Valles fue acusado de trabajar para El Mochomo Beltrán Leyva, y lo encarcelaron
durante tres años, hasta que también fue puesto en libertad por falta de
pruebas por parte de la PGR. Herrera Valles reapareció públicamente como
secretario de Seguridad Pública de Nayarit en 2017, pero duró escaso un año en
el cargo. Desde entonces, no se sabe nada de él.
El testimonio de El Rey
Zambada abarca una década fundamental en la historia de los cárteles mexicanos.
Fueron los años de la consolidación del Cártel del Pacífico, que reclutó a
funcionarios en todos los niveles, inclusive en la Presidencia de la República
bajo el mandato de Vicente Fox, y su expansión en ese sexenio que llevó a que a
finales de 2006, el presidente Felipe Calderón iniciara la guerra contra las
drogas. Esta historia probablemente terminará de escribirse en Brooklyn.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
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