Carlos Ramírez.-
La construcción de una nueva república o de una 4ª
Transformación requiere de una destrucción del viejo modelo priísta de
sistema/régimen/Estado, pero López Obrador y Morena sólo han definido hasta
ahora la misma república priísta.
Los sistemas/regímenes/Estados no pueden inventarse con los
mismos políticos del pasado que se quiere destruir. De ahí el concepto de
transformación que ha usado López Obrador, en luchar de una nueva república o
de plano una cuarta revolución.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española,
transformar tiene cuando menos tres acepciones: cambiar de forma, transmutar
como convertir algo en otra cosa o mudar como remover algo.
Del triángulo del poder en México --sistema político,
régimen de gobierno, Estado constitucional--, el primero es el que determina
los otros dos. Y el sistema político mexicano es, por estructura y equilibrios
de poder, priísta. En el 2000-2012 Fox y Calderón prefirieron trabajar con el
sistema priísta porque el PAN no era un partido-sistema. Como se ha configurado
con la pedacería del viejo priísmo, Morena tampoco va a construir un nuevo
sistema político.
Ahí se localiza el desafío de república y transformación:
construir un nuevo sistema político. Sin embargo, los primeros indicios
formales revelan que López Obrador va a mantener el viejo sistema político
priísta, sólo que ahora con el nombre de Morena.
Aunque el sistema político priísta se creó antes de la
teoría de los sistemas políticos y supo de su existencia muy tarde y el teórico
canadiense del sistema político en 1953, David Easton, no conocía de la
existencia del sistema priísta, el caso es que los dos se han complementado a
posteriori. Para Easton el sistema político es el espacio en el que se dan
interacciones entre los participantes en la vida política y existe una fuerza
que distribuye de manera autoritaria valores y beneficios.
Las tres características del sistema político de Easton son:
el espacio de interrelaciones, la existencia de valores y la distribución
autoritaria; al primero le llama caja negra, al segundo los beneficios y al
tercero el poder supremo. Aplicados al sistema mexicano, la caja negra es el
PRI, los valores como riqueza y el poder que reparte es el presidente de la
república.
Ahí están los tres pilares que señaló Daniel Cosío Villegas
--sin citar y sin conocer el modelo de Easton-- en su ensayo El sistema
político mexicano de 1972: el PRI, el PIB y el presidente, ahora definiendo el
modelo que viene: Morena, el presidente y el presupuesto-PIB.
Por tanto, en la realidad no existe ninguna nueva república
muñozledista y la 4ª Transformación es en realidad la única que ha tenido
México desde la Constitución de 1917: el sistema político presidente-partido. Y
ello ocurrió en el docenato panista, porque la clase política es la misma que
encontró en la caja negra sistémica las posibilidades de su supervivencia como
clase política dominante.
Lo que las élites priístas y sus relevos panistas y ahora
morenista y hasta priístas-no priístas tampoco han entendido es que la dinámica
de la sobrevivencia del sistema priísta se localiza también en el propio
sistema. Este modelo se llama, a partir de los organismos vivos, autopoiesis:
los sistemas mutan por sí mismos y obligan a las élites a mutar para no morir.
Por eso Morena y el nuevo presidente de alternancia de
élites van a mantener por supervivencia en el poder del mismo sistema político
priísta ahora como Morena.
Política para dummies: La política es para quien sepa
usarla, no invocarla.
Sólo para sus ojos:
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- Justo en la fase de recordatorio de la crisis estudiantil del 68 que comenzó con el choque entre dos pandillas, la UNAM vuelve a incendiarse con violencia entre porros y estudiantes, con la ausencia evidente de un rector, Enrique Graue, más interesado en hacer política priísta y ahora morenista que en reorganizar el caos en que se encuentra la UNAM con el problema heredado pero utilizado de los grupos de choque. La violencia estudiantil se enciende con facilidad.
- Famosas últimas palabras: “debemos untarnos un poco de árnica para la inflamación de la tranquiza” electoral: gobernador priísta de Hidalgo, Omar Fayad.